La especialidad del diablo

Septiembre 2021

Mis queridos jóvenes:

Cuando estudias la Biblia te das cuenta de la existencia del diablo, un ser repugnante y enemigo de Dios. La Biblia lo define con diferentes calificativos que son impactantes: Acusador de nuestros hermanos, adversario, león rugiente, príncipe de los demonios, dragón, serpiente antigua, homicida, etc. Su obra consiste en derribar todos los monumentos del Creador, como el séptimo día de la semana, el matrimonio, la dieta edénica y, por supuesto, al ser humano hecho a imagen y semejanza de Dios.

Conducir a la desesperación

El titulo de la presente carta pastoral es bastante sugerente, por cuando usamos el término “especialidad“, refiriéndonos a una cualidad, algo en lo que el diablo sobresale. No le damos a la palabra un uso positivo como normalmente se hace, sino que en este caso tiene una significación negativa. La especialidad del diablo seria aquello que él mejor sabe hacer y lo hace muy bien: Llevar a la gente a la desesperación.

Referentes históricos

Cuando analizamos la historia encontramos personajes que sufrieron el ataque del enemigo, hasta sentirse en un callejón sin salida. Tomemos el caso de Job. Era un hombre de buena reputación, con amigos, altamente considerado en la ciudad donde vivía, de grandes recursos, con una buena familia, sirvientes y más. Lo que destacaba de aquel patriarca era su fidelidad a Dios, y esto es, precisamente lo que mas molestaba al enemigo, porque nunca ha soportado que la gente ame a Dios, le sirva y desee ir al cielo a vivir con Él. La mejor descripción de la vida de este hombre la hizo el mismo Dios: “¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?“ (Job 1:8). (RVR1960).

Por la adhesión de Job a Dios, el diablo determinó hacerle sufrir hasta llevarlo a la desesperación, momento en el cual renegaría de Dios, pensaba el diablo. Normalmente suele ser así. Cuando la gente se ve en situaciones extremas, son muchos los que claudican de la fe, pierden su confianza en Dios, en sus promesas y en su iglesia.

El diablo conoce esta debilidad humana y por eso discutió con Dios argumentando que Job le era fiel porque todo le iba bien: Pero quítale todo lo que tiene y verás cómo te maldice en tu propia cara“ (Job 1:11). Es como decir: “Déjame que lo lleve al extremo y veras como reniega de ti“. ¡Tremendo! ¿Verdad?

Normalmente así suele ocurrir con aquellos cristianos que son oprimidos duramente contra la pared. Ha pasado siempre durante los períodos en los que la iglesia fue perseguida por causa de la fe. Miles que aseveraban ser seguidores fieles de Cristo, ante la amenaza del potro, el paredón, la hoguera, la guillotina o el cadalso, claudicaban de su peculiar fe y se convertían en perseguidores de sus antiguos hermanos, negando todo aquello que antes habían abrazado con gozo. Recordemos la posición que tomó la esposa del patriarca Job durante la crisis que tuvieron que enfrentar. Viendo a su marido en la situación que estaba le dijo: “¿Todavía te empeñas en seguir siendo bueno? ¡Maldice a Dios y muérete!“ (Job 2:9). (DHH).

La única salida

¡Uao! ¡Qué palabras! Job había determinado ser fiel no importase en que situación se encontrara y no iba a claudicar porque el diablo lo sacudiera tan violentamente. Job sabía que la única salida del hoyo de la desesperación es Cristo. Cuando en su Calvario personal vio tan de cerca la muerte, declaró su convicción más profunda, es decir aquello que lo había sostenido en medio de la tempestad:

“Yo sé que mi Redentor vive…“ (Job 19:25). (RVR1960). La expresión “yo sé“, habla de su convicción más íntima y fuerte, de aquello que lo ha motivado e inspirado en su vida, el motor de su existencia: Su Redentor.

Job, por la fe, podía contemplar a Cristo como el Cordero que quita los pecados del mundo y sabía por experiencia personal que sólo en Él se encuentra la salvación; que nuestra vida está al seguro si nos colocamos bajo sus alas; que en las peores circunstancias Él ha prometido estar a nuestro lado y socorrernos, y que aunque caminemos en valle de sombras de muerte, no debemos temer mal alguno porque Jesús se halla a nuestro lado. Job había dado cabida a estas poderosas convicciones y fueron su ancla cuando el diablo sacudió violentamente su pequeña embarcación.

Querido joven, las convicciones pueden mover mundos, especialmente las convicciones que se basan en la Palabra de Dios, porque es verdadera, poderosa y sempiterna. Pablo sabía esto y por eso lo expresó así: “Porque yo sé en quién he creído“ (2 Tim. 1:12). (NBLA). Podemos notar que las convicciones de estos grandes hombres se basaban no en lo que ellos podían hacer, ni en sus capaci–dades ni talentos, ni en sus corazonadas, ni sentimientos, ni emociones, sino en Aquel en quien ellos creían. Pablo estaba convencido que la única arma que pueden esgrimir los cristianos en la lucha contra el enemigo de las almas, es la fe en el Amado Salvador.

En el libro de Zacarías encontramos el mismo concepto: “No depende del ejército, ni de la fuerza, sino de mi Espíritu, dice el Señor todopoderoso“ ( Zac. 4:6). (DHH). El pueblo Hebreo no salió de Egipto por su logística y la pericia de su ejército, sino por el poder de Dios. David no venció al gigante Goliat porque era más fuerte, sino por su fe en el Dios de Israel. José no llegó al virreinato de Egipto por sus grandes talentos, sino por haber colocado su confianza en el que conoce todos los misterios y lo puede todo.

Conclusión

La especialidad del diablo es llevarnos a la desesperación y destruirnos en nuestro callejón sin salida; pero la especialidad de Dios es salvarnos de toda situación por angustiosa que sea. ¿Lo crees? Que así sea. “¡Refúgiense en el SENOR y en su fuerza, busquen siempre su presencia!“ (1 Cron. 16:11). (NVI).

José Vicente Giner

Pastor y director del Departamento de Jóvenes
de la Asociación General

Para la reflexión:

  1. ¿Cuál es la especialidad del diablo según la Biblia?
  2. ¿Por qué quiere el diablo destruirnos?
  3. ¿Qué podemos hacer para librarnos de los ataques del enemigo?

Versiones bíblicas usadas:

DHH Dios Habla Hoy

NBLA Nueva Biblia de las Américas

NVI Nueva Versión Internacional

RVR1960 Reina Valera 1960