Objetivos:

  1. Ser conscientes que muchas personas le echan la culpa a Dios del sufrimiento humano.
  2. Demostrar con base bíblica que Dios no es el causante del sufrimiento.
  3. Saber que el originador del sufrimiento con todo su lastre de mal es el diablo.
  4. Entender por qué Dios permite que Satanás haga sufrir a la gente.

Introd.

  1. Es bastante normal escuchar en los medios religiosos la afirmación de que los que sufren alguna enfermedad, tienen un accidente o les pasa algo malo, se debe a que vivían en pecado y Dios los castigó.
  2. Es importante entender bien este tema y no ser imprudentes a la hora de afirmar que esta o la otra persona le pasó algo malo porque su grado de espiritualidad era bajo o nulo, en definitiva, porque se lo merecía.

I. LAS DESGRACIA HUMANAS

  1. Tenemos que decir que la Biblia no enseña esto. No siempre, todos los que sufren o padecen algún mal o desgracia, es porque atrajeron el castigo divino.
  2. Encontramos en la Biblia una torre que cayó sobre 18 personas y las mató (Luc. 13:4). ¿Qué opinión tenía sobre esto el Señor Jesús? Él dijo: “¿Pensáis que eran más culpables que todos los hombres que había en Jerusalén? Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente” (Luc. 13:4-5). (RVR1960).
  3. Las últimas palabras de Jesús significan que habrá un juicio universal en el que se decidirá el destino final de las personas y que sólo aquellas que se arrepientan irán al cielo. Los otros, serán destruidos por Dios y vendrán a ser como si nunca hubieran existido. Pero ahora estamos hablando del sufrimiento en este mundo y si su autor es Dios, como algunos afirman.
  4. En el mismo contexto de la muerte de las 18 personas, se narra el evento terrible de la matanza que ordenó Pilato de un grupo de Galileos, cuya sangre la mezcló con el sacrificio de sus animales. Jesús dice lo mismo a sus oyentes: “Estos galileos no eran más culpables que los otros que no habían muerto del pueblo” (Luc. 13:1-3).
  5. Vemos que un grupo sufrió por la mano del hombre (Pilato), mientras que el otro sufrió por un desastre natural. Jesús, en ninguno de los dos casos, presenta la enseñanza de que estas personas que murieron eran inocentes, sino que no eran más culpables que los demás, porque en realidad todos somos pecadores (Rom. 3:9-10).
  6. Pero sí que es verdad que existen casos en los que la persona sufre no siendo culpable y hay que tener mucho cuidado de toda afirmación que hagamos al respecto, no sea que demos a entender a nuestros oyentes de que la gente enfrenta cosas graves porque se lo merecía.
  7. Notemos el pasaje donde Jesús es preguntado por sus discípulos acerca de un ciego: “Al salir, Jesús vio a su paso a un hombre que había nacido ciego. Sus discípulos le preguntaron: —Maestro, ¿por qué nació ciego este hombre? ¿Por el pecado de sus padres, o por su propio pecado? Jesús les contestó: —Ni por su propio pecado ni por el de sus padres; fue más bien para que en él se demuestre lo que Dios puede hacer” (Jn. 9:1-5). (DHH).
  8. El Espíritu de Profecía comenta sobre este asunto: “En la pregunta que los discípulos hicieron a Jesús, mostraron que pensaban que toda enfermedad y sufrimiento eran el resultado del pecado. Esto ciertamente es verdad, pero Jesús demostró que era un error suponer que todo aquel que sufre mucho es un gran pecador” ( Signs of the Times, 23 de octubre de 1893).
  9. Elena G. de White perdió dos hijos, se enfermó de gravedad de malaria y reumatismo inflamatorio, con un sufrimiento terrible, a parte tuvo que enfrentar privaciones, ataques de la gente que no creían en su profetismo y mucho más. ¿Era por ser pecadora?
  10. ¿Y qué diremos de los primeros cristianos que fueron martirizados, como Pablo, Pedro, Juan el Bautista y otros? ¿Qué podemos pensar de aquellos cristianos que fueron lanzados con sus hijos en la arena de los circos romanos para ser devorados por las fieras? ¿Será porque era un castigo divino?
  11. No. Es verdad que Dios lo permitió, pero Él no fue el causante. Hay asuntos que no podremos explicar, porque están velados a nuestro entendimiento. Sencillamente tendremos que aceptarlo sin desesperar y dejarlo todo en las manos de Dios, que nunca hará nada para perjudicarnos.
  12. “Hay quienes tiene mente pura y son concienzudos, pero sufren por diferentes causas que están fuera de su control” (La Conducción del Niño, 418).

II. RAZÓN PARA EL SUFRIMIENTO

  1. En realidad, a todos nos gustaría saber por qué Dios permite el sufrimiento siendo que es todopoderoso, lleno de bondad y amor, justo, magnánimo y misericordioso. Sin embargo, ¿por qué hay tanta desgracia en el mundo?
  2. Esto no es nuevo, desde antiguo ya el ser humano ha tenido que sufrir. Habacuc se hizo la misma pregunta: “¿Por qué me obligas a ver
    tanta violencia e injusticia? Por todas partes veo sólo pleitos y peleas;
    por todas partes veo sólo violencia y destrucción”
    (Hab. 1:3). (TLA).
  3. Quisiera dejar claro varios conceptos que nos ayudarán a obtener una respuesta bíblica a esta pregunta.
  4. Primero: Muchos afirman que Dios es quien provoca tanta desgracia para castigar a la gente. Pero la Biblia enseña que Dios desea nuestra felicidad: “Así que ustedes, los sensatos, escúchenme. Con toda seguridad que Dios no tiene nada que ver con el mal; el Todopoderoso no tiene nada que ver con la perversidad” (Job 34:10). (PDT).
  5. “Yo sé los planes que tengo para ustedes, planes para su bienestar y no para su mal, a fin de darles un futuro lleno de esperanza. Yo, el Señor, lo afirmo” (Jer. 29:11). (DHH).
  6. “Jesús quiere que seáis felices” (Mente, Carácter y Personalidad, Tomo 2, 670). Establecimos por la revelación bíblica que Dios desea que seamos felices.
  7. Segundo: La Biblia enseña: “Sabemos que somos de Dios, y que todo el mundo yace bajo el poder del maligno” (1 Jn. 5:19). (LBLA).
  8. Así podemos entender que todo lo malo que ocurre en este mundo es causa del gobernante que lo dirige, el diablo: “Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él” (Apoc. 12:9). (RVR1950).
  9. Jesús reconoció que Satanás había usurpado el principado de este mundo a Adán: “Porque viene el que manda en este mundo. Aunque no tiene ningún poder sobre mí” (Jn. 14:30). (DHH). Es, pues, el diablo el autor del sufrimiento y del dolor humano.
  10. “Satanás está obrando en la atmósfera; la está envenenando” (Mensajes Selectos, Tomo 2, 59).
  11.  “Satanás obra asimismo por medio de los elementos para cosechar muchedumbres de almas aún no preparadas. Tiene estudiados los secretos de los laboratorios de la naturaleza y emplea todo su poder para dirigir los elementos en cuanto Dios se lo permita… Producirá enfermedades y desastres al punto que ciudades populosas sean reducidas a ruinas y desolación. Ahora mismo está obrando. Ejerce su poder en todos los lugares y bajo mil formas: en desgracias y calamidades del mar y tierra, en las grandes conflagraciones, en los tremendos huracanes y en las terribles tempestades de granizo, en las inundaciones, en los ciclones, en las mareas extraordinarias y en los terremotos. Destruye las mieses casi maduras y a ellos siguen la hambruna y la angustia; propaga por el aire emanaciones mefíticas y miles de seres perecen en la pestilencia” (El Conflicto de los Siglos, 646-647).
  12. “Cristo nunca sembró la semilla de la muerte en el organismo. Satanás fue quien la sembró… Ninguna planta tóxica fue colocada en el gran huerto del Señor… Toda la cizaña es sembrada por el maligno. Toda hierba perniciosa es de su siembra, y mediante sus ingeniosos métodos de cruzamiento ha corrompido la tierra con cizaña” (Mensajes Selectos, Tomo 2, 330).
  13. Algunos se preguntarán por qué Dios no pudo haber creado a Lucifer de tal forma que no se revelase contra él, esto sería lo más lógico, pero estaba dentro del presupuesto divino el crear seres libres que le sirvieran por amor y no por obligación o como si fueran robots programados para tal fin.
  14. Dios, en su amor inefable e infinito, colocó en su creación la libertad absoluta para que los seres creados pudieran corresponder con voluntariedad. Pero esto conllevaba el riesgo de la rebelión como ocurrió con el ángel exaltado Lucifer. Y esto es lo que ha causado tanto dolor.
  15. Tercero: Desde que entró el pecado en el mundo, la naturaleza humana cambió y se convirtió en naturaleza pecaminosa. Los designios del ser humano son malos por naturaleza: “El Señor vio la magnitud de la maldad humana en la tierra y que todo lo que la gente pensaba o imaginaba era siempre y totalmente malo” (Gén. 6:5). (NTV).
  16. Si el corazón humano es atraído hacia el mal, no es de extrañar que ansíe dominar a sus congéneres, que les oprima, que genere guerras y catástrofes naturales por culpa de los experimentos nucleares; que manipule los alimentos y que les añada conservantes y otros ingredientes que provocan enfermedades; que se contamine el aire y el mar con todos los desechos químicos de las empresas; que la industria del plástico provoque toneladas de desechos que van al mar; que existan sistemas de cría intensiva diseñados para obtener el máximo rendimiento de los animales a través del mínimo espacio y coste económico y uso de químicos que los enferman y enferman al ser humano que los consume y mucho más.
  17. Los gobiernos, que son los que permiten todas estas cosas o las provocan, a la vez se dan cuenta que hay que hacer algo para evitar el deterioro tan evidente de nuestro planeta y se crean plataformas y organizaciones que busquen soluciones, pero a la vez se sigue contaminando y generando sufrimiento en el planeta sin que nadie lo pare.
  18. “Dirigí luego mi atención a los actos de opresión que se cometen en este mundo. Y vi que los oprimidos lloran, pero no hay quien los consuele; sus opresores les hacen violencia, pero no hay quien los consuele” (Ecles. 4:1). (DHH).
  19. ”Todo esto he visto al entregarme de lleno a conocer lo que se hace en este mundo y el poder que el hombre tiene de hacer daño a sus semejantes” (Ecles. 8:9). (DHH). El ser humano, pues, tiene una gran culpa por el sufrimiento que ocurre en nuestro mundo, ya que se coloca en las manos del enemigo como su instrumento para seguir sus planes.
  20. III. EL PLAN DE REDENCIÓN
  21. Está claro que Dios no es el originador del sufrimiento humano en el mundo, entonces ¿por qué lo permite si es todopoderoso?
  22. Dios lo permite para que se vean los resultados de la obra del enemigo en este mundo, de lo contrario, si lo detuviese, todos le serviríamos por temor y no por amor y además la duda que introdujo Satanás en el universo de que Dios es implacable, duro e injusto, se fortalecería al destruir a Satanás en los inicios de su rebelión. Dios permitió que el enemigo desarrollase su plan de gobierno en esta humanidad y asimismo ha dejado a los humanos, después del pecado, que nos gobernemos a nosotros mismos bajo las directrices del diablo, para que se vieran los resultados.
  23. Ha dejado que pasen los milenios para que todos los seres que pueblan el universo se percaten de que las aseveraciones del diablo, de que Dios no sabe gobernar y que su ley es injusta, son falsas. Por eso Dios no ha impedido que el diablo actuase a sus anchas, así como a los que le sirven. Y hoy vemos los resultados. Su gobierno y el gobierno humano ha fracasado completamente. De eso ya nadie tiene la menor duda y a nadie le surgirá nunca el deseo de experimentar el pecado.
  24. Dios le dio a Satanás tiempo para desarrollar sus principios “para que sean vistos por el universo celestial” (El Deseado de Todas las Gentes, 706).
  25. Este es el principio que el mismo Cristo explica: “Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero” (Mat. 13:30). (RVR1960).
  26. Mientras tanto Dios ha actuado con un plan de Redención y ha prometido que hará varias cosas para recuperar su gobierno. La rebelión tiene un tiempo fijado y sabemos que el pecado y los que lo practican serán erradicados y nunca más se volverá a dudar de la justicia y amor de Dios. “Él desbaratará esos planes y se asegurará de que no surja nuevamente la hostilidad” (Nah. 1:9). (PDT). El universo estará protegido contra otra rebelión.
  27. En primer lugar, para que esto sea así, mandó a su Hijo Jesucristo para que el humano pueda ser libre del pecado y de sus consecuencias. A través de la gracia de Cristo, cada persona puede enfrentar a Satanás y vencerle por medio de la sangre de Jesús: “Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo” (1 Jn. 3:8). (RVR1960). 
  28. En segundo lugar, la gracia de Cristo, a través de la fe, es un poderoso auxiliador en medio del dolor: “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones” (Sal. 46:1-2). (RVR1960).
  29. En tercer lugar, Dios va a restaurar todas las cosas cuando Jesús regrese por segunda vez a esta humanidad. Los muertos resucitarán y los vivos serán transformados y juntos iremos al cielo y el sufrimiento tendrá punto final, para siempre y eternamente. Nadie se acordará de aquello que empañó su vida terrenal.

III. PROMESAS PARA LA ADVERSIDAD

  1. En vista de que podemos enfrentar cualquier sufrimiento y hasta la muerte en cualquier momento, debemos vivir en armonía con Dios, arrepentirnos de nuestros pecados y estar preparados siempre, porque no sabemos lo que tendremos que enfrentar mañana. Dios puede permitir el sufrimiento en nuestra vida para mostrar su poder y misericordia y lograr sus propósitos justos y buenos para nosotros, Job es una prueba de ello.
  2. “En todos los sufrimientos y aflicciones del hombre hay un ojo que se compadece, un corazón que ama… Se prodiga sobre nosotros el más tierno cuidado de Dios. Se compadece de nosotros en nuestras debilidades y en nuestros dolores. Podemos estar abatidos, aun desesperados; pueden estar sobre nosotros las densas nubes de aflicción, pero hay luz más adelante… Más allá de la lobreguez hay un Amigo que simpatiza y se compadece, Alguien que no apesadumbra ni aflige voluntariamente a los hijos de los hombres” (Promesas para los Últimos Días, 128).
  3. “Es un error dar cabida al pensamiento de que Dios se complace en ver sufrir a sus hijos. Todo el cielo está interesado en la felicidad del hombre. Nuestro Padre celestial no cierra las avenidas del gozo a ninguna de sus criaturas” (Promesas para los Últimos Días, 130).

Conclusión

  1. Un día el sufrimiento terminará y asimismo quien lo originó. El universo entero quedará inmunizado contra el pecado y nunca más nadie tendrá el deseo de rebelarse contra Dios.
  2. La sabiduría infinita de nuestro Dios, le llevó a dejar que el diablo actuase con sus agentes secuaces y así quedó claro, que su gobierno ha sido un total fracaso y peligro para la tierra.
  3. Todos los seres que pueblan el universo han visto y comprobado que las aseveraciones del diablo eran totalmente falsas y que Dios es capaz de gobernar el universo de forma perfecta, justa y magnánima.
  4. ¿Por qué permite Dios el sufrimiento? Para terminar con el pecado y los pecadores impenitentes sin que queda la menor duda en las mentes de los seres celestiales de que Dios es un padre benevolente y amoroso que tiene en cuenta el bienestar de todas sus criaturas. La controversia se terminó.
  5. Que podamos tomar la decisión de servir a Dios con todo nuestro corazón y estar al lado de los fieles. Amén.

© José Vicente Giner