Objetivos:

  1. Entender que los olores agradables provienen de los perfumes provenientes de plantas aromáticas.
  2. Saber que desde la más remota antigüedad se usaban los perfumes y que se incorporaron a los servicios del santuario.
  3. El altar del incienso era un símbolo de las oraciones de los creyentes que sólo a través de la justicia de Cristo pueden llegar al trono de Dios.
  4. Tomar la decisión de vivir vidas que despidan el grato olor de la consagración, sólo efectiva si está presente Cristo y su justicia.

Introd.

  1. A todos nos gustan los olores agradables. Existen olores nauseabundos, que nos producen rechazo y los evitamos, sin embargo, buscamos aquellos olores que nos gustan.

I. OLORES GRATOS EN LOS SERVICIOS DEL SANTUARIO

  1. El uso de perfumes es muy antiguo, según excavaciones arqueológicas se descubrió que ya se usaban desde la más remota antigüedad, antes de Cristo. Estos aromas estaban presentes en los rituales del tabernáculo.
  2. En Éxodo 30:22-33, podemos ver cómo el Señor ordena el uso de ciertos aromas para los rituales sacrificales, como mirra, canela, cálamo, casia, que se mezclaban con aceite de olivas para usarlo en la fabricación del aceite de la santa unción, con el que se ungía a los sacerdotes y todos los utensilios que usaban en sus servicios.
  3. En Éxodo 30:38, se advierte que este perfume no podía hacerlo la persona común, de lo contrario era cortado del pueblo o expulsado.

II. SÍMBOLO DEL PERFUME

  1. Estos olores intensos y agradables, recordaban a la gente la presencia de Dios, que es siempre grata, agradable y anhelada.
  2. El olor de incienso que salía del santuario recordaba que las oraciones son gratas a Dios si están mezcladas con incienso, que simbolizaba la gracia o justicia de Cristo.
  3. Sin incienso el altar de las oraciones no tenía ningún valor, porque de allí se elevaba el humo que llegaba al Departamento Santísimo. Sin la gracia de Cristo nuestras oraciones no tienen ningún valor:
  4. “Otro ángel vino entonces y se paró ante el altar, con un incensario de oro; y se le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del trono” (Apoc. 8:3). (RVR1960).
  5. El perfume u olor grato en la Biblia, puede tener dos significados: 1. El perfume literal. 2. La acción grata a los ojos de Dios, la fidelidad del creyente, que se torna como un perfume agradable a Dios. Abel ofreció su sacrificio y Dios percibió con agrado su ofrenda, no obstante, de ser algo tan desagradable. Noé ofreció también su ofrenda, después de que saliera del arca y Dios percibió olor grato. Aquí vemos que lo que convertía en olor grato las ofrendas que presentaban estos hombres, era su fidelidad y confianza completa en la justicia del cordero que representaba a Cristo.
  6. En el santuario, el aroma representaba la justicia de Cristo y en un sentido más amplio su sacrificio en la cruz.

III. EL SACRIFICIO DE CRISTO

  1. La vida perfecta de Jesús, así como su muerte en la cruz, son como un perfume grato para Dios: ”Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante” (Efes. 5:2). (RVR1960).
  2. Este es otro dato para ayudarnos a entender que cuando nos consagramos a Dios de corazón y confiamos en los méritos de Cristo, nuestra vida es como un olor grato a Dios.
  3. Es decir que nuestras oraciones y nuestras acciones, si están en armonía con el cielo, son un grato perfume que asciende al cielo y del que nos rodeamos. La gente que se relaciona con nosotros lo percibe y producimos una influencia elevadora en los demás.
  4. La mujer que vertió el perfume sobre Cristo, basó su fe en sus méritos y no en los suyos. Aquel perfume representaba la justicia de Cristo, de valor incal–culable: “María trajo unos trescientos gramos de perfume de nardo puro, muy caro, y perfumó los pies de Jesús; luego se los secó con sus cabe–llos. Y toda la casa se llenó del aroma del perfume…” (Jn. 12:3). (DHH).

IV. EL OLOR GRATO DE NUESTRA INFLUENCIA

  1. María tenía una motivación para realizar aquel acto de gratitud: “En su misericordia, Jesús había perdonado sus pecados, había llamado de la tumba a su amado hermano, y el corazón de María estaba lleno de gratitud…” (El Deseado de Todas las Gentes, 512).
  2. Jesús reprendió a los que le criticaron por haber permitido ese “derroche”, y estaban argumentando que se podía dar a los pobres: “Les aseguro que en cualquier lugar del mundo donde se anuncie esta buena noticia, se hablará también de lo que hizo esta mujer, y así será recordada” (Mat. 26:13). (DHH).
  3. Me llama la atención la expresión: “Y toda la casa se llenó del aroma del perfume” (Jn. 12:3). Estas palabras no están escritas porque sí, tienen un significado espiritual muy profundo. Quieren decir que lo que hizo María merecía ser recordado por siempre y en cualquier lugar del mundo. ¡Qué honor tan alto!
  4. Su influencia fue definitiva para millones de seres humanos en el mundo. Cuando se recuerda la dadivosidad de María, su desinterés por las cosas pasajeras en pro de las celestiales, esto eleva a los adoradores. Un acto pequeño de ofrecer perfume, trasciende más allá de su tiempo y se convierte en una referencia muy edificante.
  5. Lo que hacemos, lo que pensamos, lo que somos, genera una influencia y ejerce un poder sobre los demás para bien o para mal. Es el perfume de Cristo lo que promueve nuestro crecimiento espiritual e influencia benefactora. De lo contrario estamos despidiendo olor fétido, una ofrenda que no es aceptada por Dios: “Es el propósito de Dios que cada uno se sienta necesario para el bienestar de los otros y trate de promover su felicidad” (Palabras de Vida del Gran Maestro, 274).
  6. “Cada alma está rodeada de una atmósfera propia, de una atmósfera que puede estar cargada del poder vivificante de la fe, el valor y la esperanza, y endulzada por la fragancia del amor. O puede ser pesada y fría por la bruma del descontento y el egoísmo, o estar envenenada por la contaminación fatal de un pecado acariciado. Toda persona con la cual nos relacionamos queda, consciente o inconscientemente, afectada por la atmósfera que nos rodea” (Palabras de Vida del Gran Maestro, 274).
  7. “Es ésta una responsabilidad de la que no nos podemos librar. Nuestras palabras, nuestros actos, nuestro vestido, nuestra conducta, hasta la expresión de nuestro rostro, tienen influencia” (Palabras de Vida del Gran Maestro, 274).
  8. Queridos jóvenes, sin la justicia de Cristo presente en nuestra vida, nuestra ofrenda, es decir nuestra vida, no podrá ser grata nunca a los ojos de Dios. Todo lo que hagamos sin la acción del Espíritu en nosotros y a través de nosotros, está condenado al fracaso. Necesitamos la justicia de Cristo para poder despedir ese olor grato que agrade a Dios y sea una bendición para el prójimo.

Conclusión

  1. Lo que hacemos, decimos, pensamos, ejerce una influencia y es el sello de lo que somos en realidad. Nunca seremos de bendición sin la justicia de Cristo presente en nuestra vida.
  2. Seremos de gran bendición si es la fragante vida de Cristo la que nos inspira. Te animo a ser de gran bendición, querido joven. Amén.

© José Vicente Giner