Todas las cosas ayudan
Mayo 2023
Mis queridos jóvenes:
Todos los seres humanos vamos a tener que enfrentar situaciones complicadas en las que será probada nuestra fe. No hay nadie que se libre de este proceso dramático, lo confirma la Palabra: “El fuego prueba la pureza del oro y de la plata, pero el Señor prueba el corazón” (Prov. 17:3). (NTV). También los Testimonios: “En esta vida debemos arrostrar pruebas de fuego y hacer sacrificios costosos, pero la paz de Cristo es la recompensa…. Debemos participar de los sufrimientos de Cristo si queremos sentarnos en triunfo con él sobre su trono… Los que hayan cedido a las circunstancias en vez de empeñarse en este conflicto, no sabrán cómo subsistir en aquel día cuando la angustia domine a toda alma” (Joyas de los Testimonios, Tomo 2, 69).
Pero Dios nos ha dejado una promesa muy importante en su Palabra para que nos aferremos a ella: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Rom. 8:28). (RVR1960).
Odio en el corazón de los hermanos
Tomaremos el ejemplo de José para ilustrar nuestro tema. Él era muy amado por su padre, pero sus hermanos lo odiaban. Aquí empieza la prueba de fuego de José. Es algo difícil de entender, cómo puede ser posible que hermanos de sangre puedan odiar de una forma tan profunda a uno de sus hermanos. Muchas veces las peores pruebas vienen de la familia carnal y tendremos que estar preparados para enfrentarlas. A veces la culpa la tienen los propios padres. La manera de educar y tratar a los hijos puede ser tan negativa que provoque situaciones complicadas en la vida de los hijos y toda la familia.
El odio de los hermanos de José fue haciéndose cada vez más grande y llegó a su nivel más alto cuando le regaló su padre una túnica de colores: “Jacob amaba a José más que a sus otros hijos porque le había nacido en su vejez. Por eso, un día, Jacob mandó a hacer un regalo especial para José: una hermosa túnica” (Gén. 37:3). (NTV). Notemos lo qué pasó en el corazón de los hermanos de José: “Y viendo sus hermanos que su padre lo amaba más que a todos sus hermanos, aborrecíanle, y no le podían hablar pacíficamente” (Gén. 37:4). (RVRA). A este hecho de recibir un regalo especial, José soñó que sus hermanos y padres se iban a postrar e inclinar delante de él. Esto ya fe la gota que colmó el vaso: ”Ellos lo odiaron aún más” (Gén. 37:5). (LBLA).
Comienza el Calvario
Un día, los hermanos de José estaban en el campo cuidando el ganado y el padre del joven lo mandó para que le informara cómo estaban sus hermanos, cosa que fue muy imprudente sabiendo la situación. Pero José fue y los encontró. Cuando lo vieron venir tramaron para matarlo (Gén. 37:12), qué prueba de fuego tan terrible para José, ahora iba a empezar su Calvario. Su hermano Rubén intercedió por él y pidió que lo echaran en un pozo, pensando que más tarde lo podría sacar de allí y llevarlo de regreso al padre. Siempre, en la prueba, se manifiestan los verdaderos hermanos y amigos.
Le echaron en un pozo pero aquí viene un milagro de Dios que confirma que todo coopera para bien de los hijos de Dios. Lo echaron en un pozo, pero “el pozo estaba vacío, no había agua en él” (Gén 37:24). (LBLA). Hubiera podido estar lleno de agua y tal vez se hubiera ahogado, pero estaba vacío, seco. En esta situación Judá sugirió que vendieran al joven a una caravana de ismaelitas que se dirigían a Egipto, así lo hicieron. ¿Quién decidió que pozo estuviera seco? ¿Quién puso esa caravana de ismaelitas cerca de donde ellos estaban? Dios, Dios, sólo Dios. José estaba en la prueba de fuego de su vida, pero Dios iba actuando, todo estaba previsto, por eso no hacemos bien en desesperar cuando vienen las pruebas. Dios conocía el final desde el principio, sabía dónde quería llegar y el cómo. Un trayecto trazado muy sabiamente, en el cual había altos y bajos con el objetivo de hacer crecer la fe de José.
A veces, queridos jóvenes, lo mejor de nuestra vida viene envuelto en papel de regalo muy feo, pero feo de verdad; sin embargo, en el interior se encuentra un presente hermosísimo. No nos quedemos en el envoltorio de las pruebas, no perdamos la fe, sigamos adelante sabiendo que todas las cosas nos ayudan para nuestro bien.
Una grande tentación
En Egipto, José continuó a enfrentar pruebas de fuego. Fue vendido por los ismaelitas a Potifar, el oficial del Faraón y capitán de la guardia. La Biblia dice que Dios estaba con José y le hacía prosperar en todo el trabajo que desempeñaba para su señor. Dios hacía prosperar a José (Gén. 39:3). No todo es amargura en la vida. Pero poco iba a durar esta paz, la esposa de Potifar se fijó en José, porque era muy atractivo y le pidió acostarse con él una y otra vez, pero José era fiel a Dios y rechazó siempre esa indecente propuesta. Un día ella, resuelta a acostarse con él, insistió y le estaba forzando, entonces José huyó. Ella lo acusó a su esposo de abuso y José fue a parar a la cárcel.
Primero, a José le privaron del amor del padre, segundo le echaron en un pozo, tercero le vendieron a los ismaelitas, cuarto, estos lo vendieron a un oficial egipcio, quinto, sin motivo alguno fue acusado por la esposa de Potifcar de algo que no había hecho, sexto lo metieron en la cárcel. Si alguien se queja de tener pruebas que mire las de José. Ahora, estando en la cárcel… cómo podemos decir que todo coopera para el bien de los hijos de Dios. ¿La cárcel estaba cooperando para el bien de José?
De la cárcel al trono
Ahora José se encontraba en la cárcel, no debió ser nada fácil para él soportar esta prueba de fuego, era algo injusto, ¿por qué lo permitió Dios? No olvidemos, queridos jóvenes lo que antes se comentó, que Dios traza el recorrido de cada uno de nosotros, sabiendo qué final vamos a tener y como Dios desea siempre el bien para nosotros y un fin de bendición, debemos aferrarnos a sus promesas (Jer. 29:11). Esto es lo que hizo José.
Estando en la cárcel Dios le mostró su misericordia y amor infinito porque José halló gracia ante los ojos del jefe de la cárcel (Gén. 39:21). Y José llegó a ser el responsable de todo lo que allí se hacía. En esta situación José vio también la mano de Dios moverse para bendecirle. En la cárcel conoció a dos personas que habían servido al Faraón y que habían terminado en la cárcel. Tuvieron un sueño cada uno y José los interpretó. José pidió a uno de ellos que cuando fuera restaurado a su puesto se acordara de él, y cuando llegó el momento de salir de prisión, aquel hombre se olvidó de José. Otro golpe más para José.
Pasaron dos años, qué difícil debía ser para José sufrir aquella injusticia, pero no desesperó, pensó cómo Dios había estado con él hasta esos momentos. Y entonces el Faraón tuvo un sueño, pero no sabía interpretarlo. Por fin, el jefe de los coperos, al que José le interpreto su sueño en la cárcel, le dijo al Faraón que conocía a un joven que le podía ayudar. Así es como José salió de la cárcel, interpretó el sueño del Faraón y se convirtió en el segundo señor de la tierra de Egipto. La historia posterior ya la conocéis. “Todas las cosas ayudan para bien”. “Todas las cosas ayudan para bien”. “Todas las cosas ayudan para bien”. ¿No es maravilloso, queridos jóvenes? Una vida llena de amarguras, pero no eran más que asignaturas que había que aprobar para superar el curso, para graduarse en la vida.
Conclusión
Cuando José estuvo delante de sus hermanos y estos temían la venganza de aquel a quien habían hecho tanto año, José les dijo: “Por favor, no se aflijan ni se enojen con ustedes mismos por haberme vendido, pues Dios me mandó antes que a ustedes para salvar vidas” (Gén. 45:5). (DHH). Estas palabras suenan a música celestial. Qué maravillosa historia. A este nivel podemos decir con toda certeza, que Dios guio todas las cosas para el bien de José y el mismo José lo reconoce.
No es que tengamos que portarnos mal con otros para conseguir un efecto parecido al de José. No. No se trata de violar la ley de Dios, sino de encajar los golpes de la vida en la resignación cristiana, desarrollar la paciencia y la fe cuando nos venden o maltratan, nos acusan o encierran en la cárcel, porque, puede ser que el diablo esté haciendo todo esto para destruirnos, pero Dios no lo permite, sino que traza una ruta plagada de obstáculos, cierto, pero con destino al trono del cielo.
Nuestro Señor Jesucristo tuvo que pasar por el Calvario, fue el humano más probado, pero su destino era el trono celestial, la gloria. Todo el sufrimiento que Él tuvo que arrostrar fue muy complicado, difícil y amargo. La Biblia lo llama “Varón de dolores”, “experimentado en quebrantos”; pero el destino final es nuestra salvación eterna. Valía la pena.
Anímate joven y sigue adelante, a pesar de las pruebas o dificultades que puedas enfrentar. Dios está contigo. Bendiciones. Amén.
© José Vicente Giner
Pastor y director del Departamento de Jóvenes
de la Asociación General
Para la reflexión personal y en grupo:
- ¿Qué promesa hace Dios a sus hijos con relación a las pruebas?
- ¿Por qué no es nada fácil enfrentar las pruebas que nos llegan?
- ¿Qué produce una prueba soportada con éxito en el alma humana?
Versiones bíblicas usadas:
LBLA La Biblia de las Américas
NTV Nueva Traducción Viviente
RVR1960 Reina-Valera 1960
DHH Dios Habla Hoy