Cuando Jesús habla
Mensaje de Abril 2019 – 17
Mis queridos jóvenes:
Os saludo en el nombre del Señor Jesucristo y pido que sus bendiciones, amor y dirección sean sobre vosotros en abundancia.
Cabizbajos y preocupados
Hoy os invito a reflexionar sobre el texto de Lucas 24:32. “Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?” (RVR1960).
Estas palabras corresponden a dos hombres conocidos por los “discípulos de Emaús”, ya que su historia discurre en el camino que lleva a ese pueblo situado a unos 11 kilómetros de Jerusalén. Eran discípulos de Jesús y pertenecían al círculo más amplio de seguidores del Maestro; no eran apóstoles. Sabían sobre la crucifixión del Señor y también habían oído sobre lo ocurrido el
domingo en la mañana con el cuerpo de Cristo que, según decían, había desaparecido. Asimismo había llegado a sus oídos que las mujeres habían visto a los ángeles y que alguna de ellas había hablado con Jesús. Sus pasos eran pesarosos y estaban tristes y abrumados por todo lo ocurrido. No sabían qué pensar y cómo afectaría a sus vidas y especialmente a su fe, los últimos acontecimientos.
En el camino hacia Emaús todo eran penumbras en sus corazones a pesar de que todavía brillaba el sol. Puede ser esta una descripción perfecta de la experiencia que embarga a muchísimos cristianos en el camino de la vida. ¿Tal vez tú? ¿Tal vez yo?
Estando bien ensimismados en sus ideas y opiniones se les unió una persona en su caminar y por causa de su estado anímico no se fijaron en ella. Continuaron hablando y expresando sus opiniones, ¿habría valido la pena seguir a Jesús? ¿Qué destino les esperaba? ¿Tal vez Jesús no era el Mesías? Si no reconocieron a Cristo es porque estaban demasiado centrados en sí mismos.
¿No suele pasar así cuando algún cristiano deja de reconocer a Cristo como su Salvador personal? Centrarse en el yo es colocarse en terreno de arenas movedizas.
He podido conocer a hermanos o hermanas que después de servir al Maestro durante años, un día deciden apartarse de la fe. Recuerdo el caso de un joven que estaba fuera de la iglesia. Cuando le visité me dijo que no comprendía muchas cosas, que antes las había aceptado sin discutir con Dios, pero que ahora ya no soportaba más y no deseaba seguir abrazando el Evangelio porque encontraba muchas incongruencias. Cuando me reveló alguna de ellas, me di cuenta que no eran cosas trascendentales y que tenían una explicación bíblica.
La pregunta de Jesús
Este es el punto en el que Jesús les dirigió una pregunta directa: “Y díjoles: “¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué estáis tristes?” (Luc. 24:17). (RVR1960). El Salvador se preocupó de su estado de ánimo y asimismo del contenido de su conversación, es decir de sus preocupaciones. Esto nos muestra la actitud amorosa que muestra Dios con cada una de sus hijos: “Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así (vestidos con más gloria que la de Salomón), ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?” (Mat. 6:30).
Así es, querido joven, Jesús tiene en cuenta todo aquello que nos embarga y abruma, no le pasa por alto todo lo que nos inquieta y preocupa, sabe absolutamente todo acerca de nosotros y nos entiende perfectamente; lo mejor es que hace todo lo posible para demostrarnos su amor y aliviar nuestros dolores. Existirán momentos en los que caminando por la senda de la vida nuestro ánimo estará por los suelos, como el de los discípulos de Emaús. Es justamente en ese tramo del camino que Jesús está con nosotros más cercano que nunca. Puedes escuchar su voz que te dice: “¿Por qué estás triste? ¿Por qué tienes esos pensamientos que te abruman?”.
La seguridad del que cree
“A todos nos tocan a veces momentos de intensa desilusión y profundo desaliento, días en que nos embarga la tristeza y es difícil creer que Dios sigue siendo el bondadoso benefactor de sus hijos terrenales; días en que las dificultades acosan al alma, en que la muerte parece preferible a la vida.
Entonces es cuando muchos pierden su confianza en Dios y caen en la esclavitud de la duda y la servidumbre de la incredulidad…” (Profetas y Reyes, pág. 119).
“Para los desalentados hay un remedio seguro en la fe, la oración y el trabajo. La fe y la actividad impartirán una seguridad y una satisfacción que aumentarán de día en día. ¿Estáis tentados a ceder a presentimientos ansiosos o al abatimiento absoluto? En los días más sombríos, cuando en apariencia hay más peligro, no temáis. Tened fe en Dios. El conoce vuestra necesidad. Tiene
toda potestad. Su compasión y amor infinitos son incansables. No temáis que deje de cumplir su promesa. El es la verdad eterna. Nunca cambiará el pacto que hizo con los que le aman. Y otorgará a sus fieles siervos la medida de eficiencia que su necesidad exige” (Idem. 121).
No siempre debemos hacer caso a nuestras emociones y sentimientos, a veces estas nos engañan, como a los discípulos de Emaús: Estaban sumamente tristes porque pensaban que todo había acabado con la crucifixión de Jesús y sin embargo cuán lejos estaban de la realidad. Su corazón se angustiaba mientras podrían haber estado felices si tan sólo hubieran escuchado lo que
Cristo habló durante su ministerio.
Conclusión
En el camino de Emaús los discípulos de Cristo empezaron a oír lo que el extraño les decía acerca del Mesías, les refirió todo lo que las Escrituras anunciaban con relación a la vida y obra de aquel que iba a redimir Israel y al oír esa palabra profética pasó algo extraordinario: “¿No es verdad que el corazón nos ardía en el pecho cuando nos venía hablando por el camino y nos explicaba
las Escrituras?” (Luc. 24:32). (DHH).
El Señor Jesús se les reveló al partir el pan y reconocieron que aquel extraño que les había hablado en el camino, era el Salvador resucitado. Jesús ha vencido a la muerte y tiene el poder para que cada hijo suyo pueda vencer como él venció. Hoy, cada cristiano sincero, tiene la oportunidad de escuchar a Jesús en las páginas de la Biblia. Cada palabra suya es poder de Dios, creída y obedecida sus palabra nos dan vida, libertad y verdadera dicha. ¿Le escuchare- mos y recibiremos en nuestro corazón? Que Dios os bendiga. Amén.
José Vicente Giner
Pastor y director del Departamento de Jóvenes
de la Asociación General
Abreviaturas de versión bíblicas
DHH Dios Habla Hoy
RVR Reina-Valera 1960
Para la reflexión:
1. ¿En qué situación has requerido la presencia de Jesús?
2. ¿Qué cosas o circunstancias nos pueden impedir reconocer a Jesús?
3. ¿Qué pasos tendríamos que dar en la vida para dejar que Jesús se quede con nosotros y no pase de largo y al final podamos compartir el pan de vida con Él?