Escogidos de Dios
Julio 2020
Mis queridos jóvenes:
Os saludo en el nombre del Señor Jesucristo y pido que sus bendiciones, amor y dirección sean sobre vosotros en abundancia.
Dios escoge a los individuos
Muchas veces me he preguntado por qué Dios escoge a ciertas perso–nas de entre todas para hacer cosas especiales y únicas. Es evidente que en la historia bíblica, que es a su vez la historia de la humanidad, se encuentran personajes muy particulares, que hicieron cosas que nadie repitió. Fueron hombres y mujeres que cambiaron la historia de este mundo. ¿Por qué ellos y no otros? ¿Es que Dios tiene preferencia por algunos mientras que desprecia otros? Veamos.
Dios no hace acepción de personas
Ponernos a analizar por qué Dios escoge a unos y otros no, es tarea difícil, porque en realidad Él quisiera escoger a todos. El apóstol Pablo nos enseña una de las características de Dios que sobresalen a la hora de favorecer a los humanos: “Porque en Dios no hay acepción de personas“ (Ro. 2:11). (LBLA). En la versión Nueva Biblia Viva dice: “Pues para Dios no hay favoritismos“. Sí, así es. Dios no es como nosotros que fácilmente nos inclinamos por una persona o por otra según nos guste o no. Fácilmente aceptamos o descartamos, teniendo en cuenta los rasgos del otro, si me gustan, si me favorecen, si me es simpática la persona o por el contrario no me cae bien.
Es obvio que en este mundo es más aceptado el famoso que el desconocido, el rico que el pobre, el intelectual que el ignorante, el atractivo que el feo, el poderoso que el débil, el elegante que el mal vestido, el que domina el lenguaje que el torpe de expresión… Nosotros hacemos acepción de personas de una manera natural, nos sale del corazón sin buscarlo. Pero en Dios es al contrario completamente y esta es la razón por la que no comprendemos a Dios como debiéramos.
Los jueces de este mundo, que se supone debieran ser personas imparciales, incorruptibles, justos y ecuánimes frente al reo, a veces han juzgado injustamente dejándose llevar por las apariencias, condenando al inocente como culpable, tal vez por error humano o por otros factores, la cuestión es que sólo en los EEUU, el 4,1% de las condenas a muerte se debe errores judiciales. (http://esmateria.com/2014/04/28/condedas-pena-muerte-eeuu-errores-judiciales-inocentes/).
También se ha visto que personas sin la cualificación profesional necesaria ocupan puestos laborales públicos para los que no están preparados sólo por el hecho de ser amigos o familiares de la gente poderosa que decide quién entra en esos lugares. Esto tiene un nombre, “nepotismo“. Como humanos estamos impregnados de estas actitudes humanas tendentes a favorecer a unos en detrimento de otros.
El mayor placer de Dios
Pero Dios no es así. Los atributos que lo distinguen son: Justicia, ecuanimidad, rectitud, bondad, santidad, misericordia, verdad, amor, soberanía, perdón, omnisciencia, omnipotencia, etc. Podemos tener la seguridad, cuando hablamos de Dios, que Él nunca, nunca, se equivocará con relación a nosotros ni siquiera nos tratará como realmente merecemos. Y esto debiéramos valorarlo más, agradecer cada día de que Dios no nos trata como merecemos: “No nos ha dado el pago que merecen nuestras maldades y pecados“ (Sal. 103:10). (DHH). ¿Te has preguntado por qué Dios hace esto? ¡Por amor! Un amor que tú y yo no estamos en condiciones de entender, porque poseemos una naturaleza que nos lleva a ser selectivos, como ya dijimos, y sobre todo poseemos una memoria muy desarrollada para retener las ofensas que nos infligen.
Pero Dios, que está lleno de amor por cada uno de nosotros, buenos y malos, sólo está deseoso en restaurarnos, levantarnos, perdonarnos, ayudarnos, abrazarnos y llevarnos al cielo: “¿Qué Dios hay como tú, que perdone la maldad y pase por alto el delito del remanente de su pueblo? No siempre estarás airado, porque tu mayor placer es amar“ (Miq. 7:18). (NVI). ¡Qué interesantes son estas palabras! ¡El mayor placer de Dios es amarnos! Si le preguntamos a la gente qué placer prefiere, en qué se deleitan más, estoy seguro que pocos serán los que dirán: “Amar a los demás“. Pero el mayor placer de Dios es amarnos. Por tanto nadie ponga en duda que todos, absolutamente todos están incluidos en la oferta de salvación, Dios quiere escoger a todos para salvarnos, aún a los malos.
La gente perversa, mala y degenerada en extremo, deben ser destruidos por Dios, tiene todo el derecho de hacerlo, porque Dios aborrece el mal. Pero ama al pecador ¿es fácil entender esto para nosotros los humanos? No. Echemos un vistazo a los tribunales de esta tierra. Si alguien es juzgado por terrorista y haber matado a varios centenares de personas, nadie se imagina que arrepintiéndose genuinamente, lo vayan a dejar libre por la calle. En los países donde existe la pena capital ese hombre será condenado a muerte en los otros a cadena perpetua. ¿Discute alguien esto? No, se acepta como algo necesario, de hecho existe un refrán muy popular en nuestro medio que dice: “El que la hace la paga“.
Pero Dios ama al pecador más vil: “Tan cierto como que yo vivo, dice el Señor Soberano, no me complace la muerte de los perversos. Solo quiero que se aparten de su conducta perversa para que vivan. ¡Arrepién–tanse! ¡Apártense de su maldad, oh pueblo de Israel! ¿Por qué habrían de morir?” (Ez. 33:11). (NTV). Según esta declaración bíblica, Dios no se com–place, no le gusta, no está dentro de sus planes, destruir a los perversos, sino que cada día les da oportunidades para que se arrepientan y puedan ser salvados.
Esto nos lleva a la conclusión que al final de este mundo, cuando termine el juicio investigador, aquellos que se pierdan no es porque Dios no los quiso escoger, sino porque ellos no se dejaron escoger de Dios. Veamos un caso extremo que confirma lo que estamos enseñando. Manasés, fue un rey muy malo que reinó sobre Judá; sus perversidades no tienen parangón: Criminal, sacrificó a sus hijos en el fuego, consultó a los astros, se hizo amigo de brujos y espiritistas, construyó imágenes de ídolos, adoró a los dioses falsos, ¿qué más se podía hacer para ofender a Dios? El escritor que narra su historia expresa así el sentir de Dios: “Su comportamiento fue tan malo que Dios se enojó mucho“ (2 Rey. 21:6). (TLA).
Sin embargo cuando el rey Manases fue llevado por los Asirios prisionero a Babilonia, lo humillaron hasta el extremo y metieron en una prisión. En esta situación nueva para el rey, su corazón se quebró por fin y pensó en Dios. Tal vez por primera vez en su vida de una manera seria. Veamos cómo se describe este capítulo de su vida: “Allí, mientras sufría tal humillación, Manasés le rogó a Dios que lo perdonara. Se humilló tanto delante del Dios de sus antepasados, que Dios escuchó su oración y lo perdonó. Además, le permitió volver a Jerusalén para reinar sobre Judá. Sólo así pudo Manasés comprender que su Dios era el Dios verdadero“ (2 Crón. 33:12-13). (TLA). ¿Qué vemos en esta historia? ¿Merecía una oportunidad más Manases? Había tenido muchas en su vida y las había despreciado. ¿Qué sentencia divina se debía dictar contra Manasés? Muerte, se lo merecía. Manasés no podía ser escogido para la salvación, era perverso en extremo.
Pero, querido amigo, aquí tenemos una prueba infalible de que Dios no hace acepción de personas y que el mayor placer de Dios es amarnos, según vimos en Miqueas 7:18. Por eso no podemos probar con la Biblia ni con la historia, ni con los hechos que nos rodean, que Dios haga acepción de personas, que practique el nepotismo o que actúe arbitrariamente con los humanos, según le parece. Y esto es un gran consuelo para nosotros.
Recordemos que el sol sale para buenos y malos, los campos dan sus frutos sin considerar el corazón de sus propietarios que pueden ser perversos. El aire está a disposición de todos los humanos, todo se mantiene en perfecto equilibrio en esta naturaleza a pesar de que la mayoría de la gente ha dado la espalda al Creador. Tú y yo, todos, estamos incluidos en su llamado de amor y el que a Él va no será echado fuera (Jn. 6:37). Dios no escoge a unos y tira a otros a la basura. No. La imagen que Dios desea que nosotros tengamos de él la encontramos en el siguiente texto: “Abandone el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase al Señor, que tendrá de él compasión, al Dios nuestro, que será amplio en perdonar“ (Isa. 55:7). (LBLA).
Nuestra decisión
Dios desea hacer grandes cosas contigo y a través de ti, pero depende de tu decisión. Él sólo desea manifestar su amor a la humanidad. Lo vemos claro porque, primero, no nos trata como merecemos y nos da muchas oportunidades para cambiar. Segundo, Él nos ha dado al Señor Jesús que muriendo en la cruz ha abierto una puerta de salvación para todos. Esta es sin duda la mayor prueba concluyente de que Dios no excluye a ningún humano; de que no tiene razas preferidas, naciones preferidas, hombres y mujeres ya destinados para ser escogidos. No. El Señor Jesús al morir en la cruz murió por todos, según nos asegura Juan 3:16.
Ahora bien, ¿por qué parece que el Señor elige a unos en detrimento de otros? Esto depende de nuestra actitud interior, de lo que nosotros decidimos en nuestra mente. El mayor asesino en serie de la historia de los Estados Unidos según informaron las autoridades ha sido Samuel Littel, quien confesó 93 crímenes a lo largo de varias décadas, el día que muera, si es que no ha muerto ya, no creo que mucha gente le llore. Sin embargo ¿podría ser salvado Samuel Littel si se arrepintiera de sus horrendos crímenes? ¿Le perdonaría Dios? “El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia“ (Prov. 28:13). (RVR1960). Este hombre tiene que responder ante la justicia humana, pero ante la justicia divina, si se arrepiente genuinamente de sus crímenes atroces, alcanzará miseri–cordia, como Manasés.
Dios también te ha escogido a ti y a mi para que seamos sus instrumentos de salvación. ¿Qué respuesta vas a dar? Recuerda Juan era tosco y descalificado para hacer el servicio de Dios, pero el Señor lo escogió a pesar de sus faltas de carácter y lo capacitó, llegando a ser una de las personas más influyentes en la historia de la iglesia de Cristo. ¿Qué vas a decidir? ¿Permitirás que el Señor moldee tu vida y la dirija? Di que sí, este es mi deseo y oración. Amén.
José Vicente Giner
Pastor y director del Departamento de Jóvenes
de la Asociación General
Para la reflexión:
- ¿Qué atributos de Dios son los que más te atraen?
- ¿En qué sentido los atributos de Dios nos pueden ayudar?
- ¿Cómo podemos demostrar que Dios no hace acepción de personas?
Abreviaturas de versión bíblicas
DHH Dios Habla Hoy
LBLA La Biblia de las Américas
NTV Nueva Traducción viviente
NVI Nueva Versión Internacional
RVR1960 Reina-Valera 1960
TLA Traducción al Lenguaje Actual