SEMILLEROS DE ESPERANZA

38. UN DIA A LA VEZ

Objetivos:

  1. Entender que el tiempo de Dios y nuestro tiempo son diferentes.
  2. Ser conscientes de que Dios es el dueño de nuestro tiempo y por tanto de nuestra vida.
  3. Saber que debemos aprender a aprovechar nuestro tiempo.
  4. Ser conscientes que ni el pasado ni el futuro deben influir sobre nuestra vida.
  5. Aprender a vivir un día a la vez y no dejarse abrumar por el pasado ni por el presente y saber que Dios es dueño de nuestro hoy para que no temamos.

 

Introd.

  1. Dios es el autor del tiempo, pero Él es atemporal. No es lo mismo el tiempo de Dios que nuestro tiempo. Para Dios mil años es como un día (Sal. 90:4). 
  2. Dios nos ha asignado a cada uno de nosotros un tiempo, ese espacio que va desde el nacimiento hasta nuestra muerte, por lo tanto Él es el Dueño de nuestra existencia: “En tu mano están mis tiempos…“ (Sal. 31:15). (RVR1960). Aunque debemos decir que nos deja usar nuestro tiempo como cada uno de nosotros queremos y esta es nuestra responsabilidad y lo que va a determinar si nos perdemos o salvamos.

I. TIEMPO HUMANO TIEMPO DIVINO

  1. Los humanos no sabemos cómo funciona el tiempo de Dios, porque la Biblia nos enseña que Él es eterno, es decir sin principio ni fin. El concepto de tiempo por lo tanto no podríamos aplicarlo a Dios, según nuestros criterios.
  2. Sin embargo, se nos dice que Dios es el dueño de nuestro tiempo y nos ha fijado diferentes tiempos que podemos medir.
  3. Dios hizo el mundo en seis días y el séptimo, sábado, descansó. Los días que aparecen en Génesis son los mismos días, con el mismo espacio de tiempo, que vivimos hoy. Son días de 24 horas, tarde y mañana forman un día: «Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día» (Génesis 1:5). Tarde y mañana equivale a un día astronómico.
  4. Por eso los hebreos, herederos de los oráculos divinos, comenzaban el día con la puesta de sol y lo terminaban con la siguiente puesta de sol (Lev. 23:32). Hasta el día de hoy es así entre los judíos.
  5. Si vamos al cielo, por la gracia de Dios, nuestra temporalidad se convertirá en eternidad. No estaremos limitados a un tiempo que va a terminar.

II. APROVECHAR NUESTRO TIEMPO

  1. Dios nos ha permitido nacer para que cultivemos nuestro carácter, le conozcamos, aprendamos amar, aprendamos a conocer el plan de redención. Todo esto debemos hacerlo en el tiempo que disponemos.
  2. “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora“ (Ecl. 3:1). (RVR1960).
  3. Estas palabras nos dejan bien claro que cada uno de los humanos disponemos de un tiempo concreto para cumplir nuestro deber y alcanzar nuestros objetivos. No es, querido joven, que venimos a este mundo para vegetar, o hacer lo que queremos sin tener en cuenta a Dios. Podemos hacerlo pero no es una forma sabia de vivir.
  4. Al joven le dice el Señor que aproveche el tiempo en su juventud, porque la tendencia de los jóvenes es vivir irreflexivamente: “Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos…“ (Ecl. 12:1). (RVR1960).
  5. A los adultos nos recuerda: Porque El sabe de qué estamos hechos, se acuerda de que somos sólo polvo. El hombre, como la hierba son sus días; como la flor del campo, así florece; cuando el viento pasa sobre ella, deja de ser, y su lugar ya no la reconoce. Nuestros días son como la hierba: florecemos como las flores del campo, pero pasa el viento so–bre nosotros y desaparecemos, sin dejar ninguna huella“ (Sal. 103:14-16). (RVC).
  6. El consejo general para todos nosotros es: “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios,  aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos“ (Efes. 5:15). (RVR1960).
  7. Es una invitación a no perder el tiempo con las cosas banales, con entretenimientos que nos alelan de Dios; con el pecado. Recuerda joven, todo lo que nos rodea en nuestras sociedades modernas está diseñado para que nos sumerjamos en el pecado y nos olvidemos de Dios.
  8. Aprovechar el tiempo es invertir horas en nuestra formación espiritual, no es que voy a estar leyendo la Biblia todo el día, pero sí que le debo dar lugar a la vida devocional, sin alimentar mi espíritu pierdo mi tiempo y luego, la eternidad.

III. VIVIR UN DIA A LA VEZ

  1. Jesús nos da pautas para aprovechar el tiempo, uno de los mejores consejos es vivir un día a la vez: “No os inquietéis, pues, por el día de mañana, que el día de mañana ya traerá sus inquietudes. ¡Cada día tiene bastante con sus propios problemas!“ (Mat. 6:34). (BLP).
  2. Aquí, nos dice Jesús, que ni el futuro tiene peso sobre nosotros ni menos el pasado. No vale la pena perder el tiempo instalándonos en el pasado ni sufrir por lo que nos traerá el futuro. Es muy sabio este consejo, porque la mayoría viven pensando que cualquier tiempo pasado fue mejor, o el otro extremo, que el pasado está lleno de cadenas y malas experiencias que amargan el presente.
  3. El futuro se presenta para muchos sin esperanza y les amarga esto, o bien concentran todo en el futuro, lo mejor vendrá mañana, cuando me jubile, cuando me gradúe, cuando encuentre novio o novia, cuando me case, cuando tenga hijos, cuando encuentre un trabajo… Pero llegado el momento, el futuro se convierte en presente y muchas veces no es como esperábamos.
  4. Es el hoy y el ahora lo que realmente influye sobre nosotros, el pasado, el futuro no puede hacer lo mismo que el presente. Muchos cometen el error de no vivir el ahora y aprovechar el tiempo. La felicidad es una decisión personal y la fe es para desarrollarla hoy y ahora. No pospongamos nuestro amor a Dios y al prójimo. Ahora es el momento de crecer. 
  5. Vivamos un día a la vez, hoy es el momento de concentrar todo en este día, aprender a aprovechar cada hora, hoy es el momento que Dios nos da para que desarrollemos todo nuestro potencial y vivamos intensamente.

Conclusión

  1. Queridos jóvenes, decidamos aprender a vivir el hoy, no es que no tengamos que ejercer la esperanza en las promesas de Dios que se cumplirán en el futuro. Eso es otra cosa.
  2. Vivir el hoy y el ahora sin que nos ubiquemos en el pasado o en el futuro olvidando el presente. Y pensar que Dios tiene el control de nuestra vida y que su gracia es suficiente para enfrentar los obstáculos que nos trae cada día. Que el Señor te bendiga. Amén.

© José Vicente Giner