SEMILLERO DE ESPERANZA

32. ¿QUÉ ES ESTO?

Objetivos:

  1. Saber que Dios le dio el maná a Israel como el mejor alimento.
  2. Entender que el maná cumplía la doble misión de nutrir y servir de enseñanza.
  3. Comprender que Cristo es el “maná“ o pan de vida que descendió del cielo y que el que “coma“ o acepte su enseñanza vivirá eternamente.


Introd.

  1. El capítulo 16 de Éxodo relata cuando Dios le dio a Israel el “maná“, definido en Salmo 78 como “pan de ángeles“ (Sal. 78:25). Esto fue el resultado de la misericordia y amor de Dios, que siempre da a sus hijos lo mejor.
  2. En el mismo versículo dice que Dios fue el que les dio esta comida “en abundancia“, es decir que no les faltó, tuvieron lo necesario.
  3. Debían salir cada día a recogerlo y tomar lo necesario para cada uno, según las necesidades del individuo, no era lo mismo un adulto que un joven o un niño o un hombre que una mujer.
  4. El viernes tenían que recoger porción doble y el sábado consumir lo que habían preparado el viernes, pero no debían salir a recoger ya que era el día de reposo.

I. EL SIMBOLISMO DEL MANA

  1. El maná tiene un simbolismo espiritual a parte de servir como alimento a Israel. La palabra hebrea “mana“ significa “¿qué es esto?“. Fue lo que dijeron los israelitas cuando lo vieron sobre la faz de la tierra, de ahí su nombre.
  2. No lo habían visto nunca, ni comido, por tanto, no sabían, pero Dios les instruyó lo que debían hacer con él.
  3. El maná era un símbolo de Cristo, por diferentes razones que ahora expli–caremos.

II. CRISTO, EL PAN DE VIDA

  1. En primer lugar, era el pan que venía del cielo, lo daba Dios, nadie en esta tierra podía darlo, ni nada en esta tierra era igual.
  2. El texto dice: Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos“ (Hch. 4:12). (RVR1960).
  3. Esta verdad la confirma Juan en el Evangelio. Jesús le dijo a quienes lo seguían: “Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiera de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo“ (Jn. 6:51). (RVR1960).
  4. Para los hebreos el maná representaba una revolución en sus hábitos dietéticos. Estaban acostumbrados a satisfacer las demandas de un paladar corrompido, ahora Dios les da un alimento puro, completo, que les confería vitalidad. Esto era como un misterio.
  5. “E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne…“ (1 Tim. 3:16). (RVR1960).
  6. Sí, para todos nosotros, como humanos, es un gran misterio que Dios se manifestara en Cristo, como un niño indefenso, como un ser humano sujeto a nuestras pasiones de la humanidad, pero sin pecado.
  7. Lo importante para los hebreos no era conocer la naturaleza de aquel pan, sino comerlo, sólo así podían estar nutridos. Así debemos hacer los cristianos. Las enseñanzas del Evangelio de Cristo, aceptadas y obedecidas, dan vida por eso dice Cristo que es “pan vivo“ y que él confiere vida eterna con cada palabra suya, creída y acatada.
  8. Aquel pan era “pequeño“, símbolo de la humildad de Cristo, que se hizo pequeño siendo el ser más importante del Universo.
  9. Era “blanco“ símbolo de la pureza y vida sin pecado de Cristo, que era el Santo Hijo de Dios.
  10. El maná alimentaba de forma completa a quienes lo comían, quienes aceptan a Cristo como su Salvador personal, quedan saciados para esta vida y la eternidad.
  11. “Comer el cuerpo de Cristo“, es aceptar sus doctrinas, sus enseñanzas, vivirlas y compartirlas con los demás. Esa es la única forma de crecer en santidad; así como el alimento físico nutre el cuerpo, el maná espiritual que es Cristo, nutre el alma.

Conclusión

  1. Hay muchos productos que la gente usa para alimentarse, pero lo único que hacen es enfermarse, porque esos productos les dañan.
  2. De la misma manera, a nivel espiritual, son muchos los lideres que prometen la gloria, pero sólo hay uno que satisface de forma real, es Jesús.
  3. Que nuestro buen Dios, querido joven, nos ayude a comprender el poder de comer el pan de vida, porque el que come ese pan vivirá para siempre. Amén.

© José Vicente Giner