SEMILLEROS DE ESPERANZA

24. JÓVENES VENCIENDO EL PECADO

Objetivos:

  1. Entender que el pecado es un intruso que destruye al que lo practica.
  2. Ser conscientes que el pecado no nos hará jamás más felices.
  3. Saber que Dios desea liberar a cada joven de las cadenas del pecado.
  4. Comprender que la elección de rechazar el pecado es de cada persona.
  5. Saber que Dios da el poder necesario para ayudarnos a no pecar.

Introd.

  1. El mayor problema que tenemos que enfrentar los humanos, no son las desgracias que provocan los desastres naturales, ni los fracasos sentimentales, ni los descalabros laborales, ni siquiera la enfermedad…
  2. La mayor fatalidad que debemos encarar en esta vida, sin lugar a dudas, es el pecado.

I. UN VIRUS LETAL

  1. En cierta ocasión conocí a un joven que padecía SIDA. Él no lo había comunicado a nadie, pero en uno de sus internamientos hospitalarios, una enfermera amiga mía le reconoció y al preguntar al doctor qué enfermedad padecía recibió la triste noticia.
  2. Ella me dijo que tuviese cuidado cuando este joven nos visitaba en la iglesia  y que tomara medidas prudenciales para evitar que alguien pudiera quedar infectado, ya que el joven había comenzado a venir los sábados con nosotros como interesado.
  3. Cuando ya supe la situación del joven, se lo comenté a los hermanos para que tuviesen cuidado, ya que él no nos había dicho nada de su enfermedad y habían varios niños, entre ellos nuestros hijos y parecía que no llevaba buenas intenciones. Llegó el sábado y el joven actuó de una manera extraña, antes de comer y estando la mesa preparada, tomó un vaso y bebió en él, posteriormente hizo lo mismo con otro vaso perteneciente a otra persona y así sucesivamente. Lo tocaba todo con la boca y parecía que quería dejar su enfermedad en casa cosa para transmitirla a los demás. Esto es algo difícil de entender y creer, pero así fue.
  4. Le tuve que hablar con cariño, pero firmemente, y pedirle que se abstuviera de actuar de ese modo. El joven parecía impermeable a mis palabras, ausente.
  5. Como había entre nosotros personal médico aconsejaron el uso de vasos desechables y medidas preventivas en el grupo. Sin entrar en la polémica si el SIDA es transmisible o no por la saliva, por el contacto de las manos, etc., el hecho es que aquel joven estaba infectado mortalmente por el VIH (virus de inmunodeficiencia humana) y quería antes de partir de este mundo, llevarse a alguno con él. Al poco tiempo murió.
  6. Supimos que antes había llevado una vida desordenada y libertina. Como resultado se había infectado.

II. EL VIRUS DEL PECADO

  1. Se padece SIDA cuando debido a una inmunodepresión provocada por el VIH, el organismo no puede dar una respuesta inmune correcta contra las infecciones que aquejan a las personas. El virus mencionado se instala en un organismo que vive de forma desordenada: La persona trasnocha, se droga, come alimentos malsanos, es promiscua, etc.
  2. Es cierto que una persona que no practique estas cosas puede adquirir el virus de forma involuntaria, pero lo normal es que el virus se radique en el que decide vivir de esa manera. ¿No es el pecado algo semejante al SIDA, querido joven?
  3. Vivimos sin Dios cuando decidimos pecar, es equivalente a “deprimir el sistema inmunológico espiritual”. Cuando los jóvenes deciden apartar su vista de los preceptos del Decálogo para fijarla en los impulsos de la carne, dan lugar al diablo.
  4. En el momento que deciden voluntariamente violar la ley de Dios, han entregado completamente su voluntad al enemigo, aunque no lo sepan o no lo quieran reconocer. Así enseña la Palabra de Dios: “Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción. Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció (2 P. 2:19).
  5. Sí, querido joven, no dejes que el diablo te engañe presentándote el pecado como algo agradable, atractivo y extraordinario, recuerda que así engañó a la primera madre de la humanidad.
  6. El que peca es esclavo del enemigo y no amigo ni alguien al que quiere bien. Si pecas te constituyes en enemigo de Dios y esclavo del archiengañador y homicida diablo. Desobedecer los preceptos divinos te lleva a estar infectado por el virus letal del pecado.
  7. Nunca, querido joven, nunca, el pecado te traerá satisfacción permanente; tal vez placer momentáneo, pero a consta de perder la felicidad auténtica y la vida eterna.
  8. El que peca tiene el hábito, como el diablo, de arrastrar a otros en su caída. Se dice que el pecado es letal porque “…una vez cumplido, engendra la muerte” (Stg. 1:15). Un pecado lleva a otro pecado, como un virus una vez concebido desencadena la proliferación de otros.
  9. Judas amaba al Maestro pero también amaba el dinero y no le dio su corazón a Cristo para que lo purificara del egoísmo y el amor a las riquezas destruyó su corazón.
  10. Si Cristo hubiese tomado posesión de ese corazón, Judas habría quedado libre de las cadenas que le oprimían y se hubiese escrito otra historia diferente de él. Aún después de haber entregado al Maestro, si hubiese confesado contrito su pecado a los pies de Jesús, el amado Salvador lo hubiera perdonado.
  11. ¡Cuántas vidas maltratadas y destruidas en el altar de las pasiones juveniles! ¡Cuántas vidas ahogadas en las aguas turbulentas de los deseos desordenados de la carne!
  12. No son lo mismo las vidas de aquellos sodomitas que vivían en el pecado degradante, que un José o un Daniel que decidieron servir y amar a Dios.
  13. Pero ¿por qué sucumbir, querido joven, por el virus letal del pecado, cuando podrías vivir feliz aquí en esta vida y eternamente en la venidera, si decides recomenzar tu vida y ponerla en armonía con la voluntad de Dios? “Echad de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y adquirid un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué moriréis, casa de Israel?“ (Ez. 18:31). (RVR1960).

III. EL REMEDIO

  1. Dios desea curar tus heridas, joven; desea sanarte de la enfermedad del pecado. Existe una solución para los males que te aquejan: Deja de hacer lo malo, vuelve a comenzar y entrégale tu corazón a Jesús.
  2. ¿Sabes una cosa? Si alguien se pierde por un camino errado y de pronto encuentra las indicaciones que lo reconducen, ¿sería de sabios seguir por el camino equivocado? ¿Qué pensaríamos de una persona así? Nada bueno.
  3. Dios coloca en tu camino innumerables carteles como estos:
  • “Yo deshice como a nube tus rebeliones, y como a niebla tus pecados. Vuélvete a mí, porque yo te redimí» (Is. 44:22). (RVR1960).
  • “Y al que a mí viene, no le echo fuera“ (Jn. 6:37).
  • «No temas, porque yo te redimí. Te puse nombre, mío eres tú“ (Is.43:1).
  • «Porque en mis ojos eres de gran estima, eres honorable, y yo te amo” (Is. 43:4).
  • “No temas, porque yo estoy contigo” (Gn. 26:24).

4.  En la Biblia puedes encontrar muchos más. Ella te guia por la senda que te conduce a la Nueva Jerusalén. A medida que hagas tuyas estas maravillosas promesas, el Espíritu Santo inspirará a tu mente el aliento de vida, pensamientos correctos, aspiraciones e ideales nobles, te ayudará a aborrecer lo malo y a amar lo bueno.

5. Di no al pecado, niégate a ser arrastrado por el torrente del orgullo, del odio, de la inmoralidad… ¿Por qué vivir como un esclavo del enemigo pudiendo ser hijo del Rey celestial?

IV. VIDAS VICTORIOSAS

  1. ¡Oh, qué gran amor el de Dios por cada uno de nosotros, por ti joven! No dudes, ve a Jesús, abandónate en sus brazos y confía en él, nunca te defraudará. Puede ser que tú le hayas defraudado a él en alguna o en muchas ocasiones. Esto está mal, pero no lo hagas más.
  2. ¿Por qué seguir amargándote la vida, destruyendo tu juventud, si Dios desea que tú seas feliz? El pecado nunca te satisfacerá, siempre te dejará vacío; la lealtad a Dios te ennoblecerá, te transformará en una joven o en un joven lleno de entusiasmo, de proyectos, de eficacia, de poder.
  3. Serás muy útil a ti mismo y a los demás. Dejarás una huella imborrable. Pasa por la vida sembrando el bien para que otros recojan tu cosecha de bendición.
  4. En los seminarios que realizamos para la juventud por las uniones y campos de la iglesia, a nivel mundial, siempre hay jóvenes que se nos acercan para verter alguna lágrima amarga por experiencias negativas que los marcaron, no saben qué hacer y buscan una salida.
  5. Siempre les digo lo mismo: “Vuélvete a Dios, recomienza, no sigas en esa línea peligrosa, Dios te perdona si dejas de hacer lo malo y te da su gracia para que alcances su perdón y la regeneración de tu corazón, para eso murió Jesús en la cruz. El amor de Dios hacia ti es más grande que tu deseo de pecar”.
  6. También es cierto que lo mejor sería no caer en las trampas del enemigo y evitar el lastre de mal que produce cada pecado. No te dejes llevar por el engaño de que hay que “probar” las cosas para saber cómo son, esto es una falacia; no nace falta poner la mano en el fuego para saber que quema.
  7. “Nuestra única seguridad consiste en no dar lugar al mal; porque sus sugerencias y propósitos siempre nos dañarán, e impedirán que confiemos en Dios. Satanás se transforma en un ángel de pureza, para poder, mediante sus espaciosas tentaciones, introducir sus artificios, de tal manera, que no discernamos sus trampas. Cuanto más cedamos, tanto más poderosos serán sus engaños. No es seguro discutir o parlamentar con él. Por cada ventaja que le demos al enemigo, él pedirá más.   “Nuestra única seguridad consiste en rechazar firmemente la primera insinuación a la presunción. A través de los méritos de Cristo, Dios nos ha dado gracia suficiente para resistir a Satanás, y ser más que vencedores. La resistencia es el éxito. «Resistid al diablo, y de vosotros huirá». La resistencia debe ser firme y constante. Perdemos todo lo que ganamos si resistimos hoy para ceder mañana” (RH, 8 de abril de 1880; Matutina Nuestra Elevada Vocación, pág. 97).
  8. La idea de que no se puede vencer el pecado, no viene de Dios sino del enemigo. No es ninguna mentira lo que dice Pablo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece“ (Fil. 4:13).

Conclusión

  1. David dijo “no” a continuar acariciando el pecado en su corazón. José dijo “no” a aquella perversa mujer que lo acosaba. Daniel dijo “no” a los que querían desviar su fe del verdadero Dios. Sus compañeros dijeron “no” al rey que quería obligarles a transgredir el segundo mandamiento. Juan el evangelista dijo “no” a continuar siendo Boanerges y el Señor lo convirtió en discípulo del amor. Y tú puedes decir “no” a ese enemigo insidioso que es el diablo, cuando venga a ti presentándote el atractivo engañoso del mundo. Él te da la golosina del placer pasajero para tomar tu vida a cambio.
  2. No pagues ese precio. Querido joven, la victoria es tuya si dejas que Jesús tome el control de tu vida. Él le dijo “no” al enemigo y obtuvo una victoria completa para ti.
  3. “Dios no puede salvar al hombre contra su voluntad del poder de los artificios de Satanás. El hombre debe trabajar con su poder humano, ayudado por el poder divino de Cristo, para resistir y vencer a cualquier precio. En otras palabras, el hombre debe vencer así como Cristo venció. Y entonces, mediante la victoria que es su privilegio ganar por el todopoderoso nombre de Jesús, puede llegar a ser heredero de Dios y coheredero de Cristo. “Esto no podría ocurrir si solamente Cristo fuera el que obrara la victoria. El hombre debe hacer su parte. Debe ser vencedor por su cuenta mediante la fuerza y gracia que Jesús le da. El hombre debe ser colaborador de Cristo en la obra de vencer, y entonces será partícipe con Cristo de su gloria“ (Review and Herald, 21-11-1882). (La Temperancia, págs. 98-99).
  4. Que Dios te bendiga, querido joven; sigue adelante, no te rindas, la victoria es tuya con Jesús. Amén.

© José Vicente Giner