SEMILLEROS DE ESPERANZA

HUESOS SECOS

Objetivos:

  1. Entender que existen en sentido espiritual personas muertas que viven.
  2. Saber que la paga del pecado es la muerte.
  3. Recibir la enseñanza bíblica de que los muertos espirituales pueden revivir.
  4. Conocer y aceptar que esta obra es la obra del Espíritu Santo.

Introd.

  1. Jesús enseña que existe dos categorías de personas en este mundo a nivel físico y espiritual. Los vivos y los muertos (físico), los vivos y los muertos (espiritual), esta última categoría la confirma: “Deja que los muertos entierren a sus muertos…“ (Luc. 9:60). (DHH).
  2. En la categoría espiritual, un vivo muerto es aquel que vive en sus pecados, porque el pecado es transgresión de la ley (1 Jn. 3:4) y la paga del pecado es la muerte (Rom. 6:23). Si tú vives pecando, querido joven, querida joven, estás muerto o muerta.

I. MUERTOS EN SUS PECADOS

  1. En toda la Biblia se habla de aquellos que están muertos en sus pecados. Notemos que Pablo les dice a los Efesios que ellos estuvieron muertos en sus delitos y pecados durante algún tiempo (Efes. 2:1).
  2. Uno está muerto, aunque viva, si no vive en armonía con la ley de Dios, veamos lo que dice Pablo de viudas que viven pecando: “En cambio, la de conducta licenciosa, aunque parezca viva, está muerta“ (1 Tim. 5:6). (BLP).
  3. Cuando despreciamos la Ley de Cristo, sus enseñanzas, estamos muertos: “Entonces Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del Hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros“ (Jn. 6:53). (LBLA). La carne y la sangre representa las enseñanzas del Salvador.
  4. El Ángel le escribe a la iglesia de Sardis que aunque tenía el nombre de “viva“ estaba muerta (Apoc. 3:1). Habían manchado sus vestiduras, esto significa que estaban pecando.
  5. Vivir pecando es ser cadáveres en vida. Si estamos pecando estamos muertos.

II. CASOS DE MUERTOS VIVOS

  1. ¿Cómo estaba David, después de haber pecado con Betsabé? Muerto. ¿Cómo estaba Pedro después de haber negado a su Maestro? Muerto. ¿Y Judas después que decidió vender a su Salvador y cuando robaba de la bolsa de las ofrendas? Muerto. ¿Cómo estaba Manasés cuando pasaba a sus hijos por el fuego… o cuando adoraba a los ídolos… o cuando consultaba a los adivinos…? Muerto y bien muerto.
  2. ¿En qué condición se encontraba el hijo pródigo cuando se fue a esa provincia apartada para vivir perdidamente, es decir en el pecado? Muerto.
  3. ¿Cómo está la raza humana por naturaleza, es decir todos los hombres que vienen a este mundo?
  4. Existe una figura bíblica que se llama “personalidad corporizada o corporativa“, una persona representa a muchos. La Biblia enseña: “Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte… Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres…“ (Rom. 5:17-18). (RVR1960). “En Adán todos mueren“ (1 Cor. 15:22). (RVR1960).
  5. O estamos en Adán o estamos en Cristo. Si estamos en Adán, en nuestro estado natural, estamos muertos. Si estamos pecando estamos muertos.

III. EL REVIVIR EN CRISTO

  1. Dios desea que todos vivamos en Cristo: “También en Cristo todos serán vivificados“ (1 Cor. 15:22). (RVR1960).
  2. Revivir para Cristo o en Cristo es volver a la vida. Por esta razón dice: “Despierta, tú que duermes, y levántate de entre los muertos, y te alumbrará Cristo“ (Efes. 5:14). (RVR1960).
  3. Dios tiene una manera de revivirnos. ¿Le dejaremos? En la visión de Ezequiel de los huesos secos (Ez. 37). En esta visión se ve un valle lleno de huesos secos, y había muchos y estaban completamente secos. El profeta pregunta a Dios si esos huesos podían revivir.
  4. Dios le contesta que si los huesos escuchaban la palabra de Dios, les iba a dar aliento de vida, iba a darles tendones, carne, piel. Pero lo definitivo para que vivieran, era a través de la obra del Espíritu Santo (ver. 9). “Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zoro–babel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos“ (Zac. 4:6). (RVR1960).
  5. Si somos cristianos y no tenemos el Espíritu Santo, es porque estamos secos, como los huesos que vio Ezequiel; estamos muertos en nuestros pecados aunque vivamos.
  6. Ahora bien, querido joven y querida joven, no tenemos por qué estar en la condición de huesos secos, Dios quiere que revivamos y ha dado su Santo Espíritu para que haga la obra de “resucitarnos“ espiritualmente. El Espíritu Santo es el que nos convence de pecado, justicia y juicio (Jn. 16:8).
  7. Cuando el Señor Jesús ascendió a los cielos prometió la presencia de su Santo Espíritu en su iglesia como el otro Consolador y todo aquel que le invita a morar en su corazón, experimentara un cambio en su forma de pensar y de actuar. El fruto de la obra del Espíritu Santo se vera en nuestra obediencia a la Ley de Dios.
  8. Y no importa si hemos estado muertos como vivos, porque el Espíritu nos tomará y dará vida en el nombre de Cristo, como ocurrió con los huesos secos que representaban a la casa de Israel.
  9. Notemos que el hijo pródigo de la parábola, estaba en casa con su padre y gozaba de un status de honor, era el hijo menor, heredero de los bienes de su padre, honrado por su padre y sus empleados; pero decidió apartarse a una provincia lejana, es decir hundirse en el pecado. Pasó de vivo a muerto y vivió así durante un tiempo.
  10. ¿Tal vez es este tu caso o el caso de alguno que de los que escuchan este tema? No lo sé, pero cuando el hijo decidió que no quería seguir muerto, que deseaba regresar con el Padre, el Espíritu Santo era quien estaba haciendo esta obra en su corazón. El Espíritu Santo no sólo nos convence de que el pecado nos separa de Dios y nos hace daño, sino que nos da la fuerza para que cambiemos de ruta. Así nos resucita espiritualmente.
  11. El Espíritu aviva la conciencia y nos impele en la correcta dirección. “En toda ocasión y lugar, en todas las tristezas y aflicciones, cuando la perspectiva parece sombría y el futuro nos deja perplejos y nos sentimos impotentes y solos, se envía el Consolador en respuesta a la oración de fe. Las circuns–tancias pueden separarnos de todo amigo terrenal, pero ninguna circuns–tancia ni distancia puede separarnos del Consolador celestial. Dondequiera que estemos, dondequiera que vayamos, está siempre a nuestra diestra para apoyarnos, sostenernos y animarnos…“ (Exaltad a Jesús, 173).
  12. El hijo prodigo regresó al hogar por la obra que hizo el Espíritu Santo en su vida. Pasó de muerte a vida, como lo confirma las palabras del Padre: “Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido…“ (Lucas 15:32). (RVR1960).

CONCLUSION

  1. Este joven sin nombre, puede ser cualquier joven que decide quemar su vida en el altar de las pasiones. Miles de jóvenes piensan estar vivos, gozando sin freno, pero son huesos secos, no hay vida en ellos, están muertos.
  2. Pero el estado de cada uno lo decide la persona, depende de ti, ¿qué decides? ¿Seguir muerto o revivir por la obra del Espíritu Santo? Dios te espera, como el padre esperaba al hijo pecador. ¿Te levantarás por la obra del Espíritu? Hazlo, es tu derecho. Dios te ama. Amén.

© José Vicente Giner