Mi queridos jóvenes :
Os saludo en el nombre del Señor Jesucristo y pido que sus bendiciones, amor y dirección sean sobre vosotros en abundancia.
Un error universal
Este mes meditaremos sobre el texto de Hechos 5:29, “Debemos obedecer a Dios antes que a los hombres” (La Biblia de las Américas).
¿Te han llamado alguna vez fanático o fanática? Seguramente si deseas vivir tu fe con fidelidad escucharás esta palabra en alguna ocasión. Es fácil confundir el fanatismo con la fidelidad a Dios. Hoy rápidamente se tilda de fanático a aquel que no acepta el vivir de acuerdo con la mayoría o que tiene costumbres e ideas diferentes. Pero ¿esto es realmente fanatismo? Según el diccionario fanatismo es “apasionamiento excesivo por una creencia, idea, doctrina u opinión”, especialmente en el ámbito religioso. El problema es que fácilmente se cae en el error de tildar de fanáticos a quienes no lo son, porque ¿dónde está el límite del “apasionamiento excesivo de una creencia”? ¿No es esto algo muy subjetivo de valorar?
Formas de fanatismo
Hoy día es fácil confundir el fanatismo con la fidelidad debido a que los medios de comunicación, la política y aún la religión oficial se han encargado de presentar a los terroristas o extremistas religiosos, como fanáticos que están contra el sistema y buscan imponer sus opiniones a costa de matar a quien sea. Así una persona que desee vivir su fe de forma libre y auténtica fácilmente será tratada de fanática si se opone al sentir de la mayoría. También es cierto que hay una tendencia a tratar de fanáticos a quienes no se comprende o de quienes se desconocen sus costumbres e ideas.
Por ejemplo un grupo de personas va a un río, varios entran en el agua con unas batas largas, alguien las va sumergiendo en el agua; es el bautismo bíblico, pero la gente que observa y que no está acostumbrada a ello comenta: “Un grupo de fanáticos”. La verdad es que la mayoría no tiene ideas definidas a las cuales deba ser fiel, sino que están dispuestos a dejarse llevar por las costumbres que imperan en el lugar, a confundirse con la masa y no les importa hacer esto o aquello con tal que les dejen tranquilos. De esta forma cuando alguien manifiesta tener unas creencias concretas basadas en la Biblia y es capaz de defenderlas y de arriesgar sus amistades, trabajo, reputación y aún su integridad física, se le considera un radical fanático.
¿En realidad querer ser fiel a las convicciones personales es fanatismo, especialmente cuando se basan en la Palabra de Dios? No, pero para la mayoría si esta actitud lleva a arriesgar algo, o a separarnos de algo o de alguien, entonces sí que es fanatismo. Por ejemplo uno puede creer que el sábado es el día del Señor, según la Biblia, pero si por esta convicción rechaza un trabajo
bien remunerado, siendo que tiene necesidad, esto sería fanatismo; o bien se niega a hacer un examen en sábado durante sus estudios universitarios o no acude a una fiesta que el colegio organiza en una discoteca donde van a ir a bailar, beber, etc.
Esto ha llevado a muchas iglesias llamadas cristianas a “adaptar” su fe alos tiempos y circunstancias. Si ahora se viste con inmoralidad en la sociedad, los creyentes copian esta costumbre y evitan el ser tildados de “fanáticos” por la gente. El sentir general es este: Tú puedes creer lo que quieras, pero no puedes llevar al extremo tus creencias. ¿Y qué es el extremo? Pues que estas
ideas moldeen y dirijan tu vida. Por ejemplo, te invitan unos amigos del trabajo a salir con ellos a pasear; encuentran unas amigas y deciden irse a bailar con ellas, pero tú prefieres regresarte a casa por no ofender a Dios; seguramente te mirarán como un “bicho raro”, como un fanático. Si te invitan a la boda de un familiar en día de sábado y rechazas amablemente por no quebrantar el
mandamiento, seguramente pensarán que aquello es fanatismo porque has antepuesto una idea personal al sentir de la mayoría, a lo que se considera socialmente normal e importante.
El no fanático sería aquel que se “adapta” a todas las situaciones porque no quiere producir en el grupo ningún desajuste ni malestar. Yo tengo conocidos así: “Fui porque no quería quedar mal con la gente”.
En nuestros días se propicia la idea de adaptarse a todo, de aceptar todo con naturalidad, de no ser fanático de ninguna idea. Por ejemplo si se habla de homosexualismo uno no puede oponerse a esto, debemos aceptarlo como natural, lícito, legal, normal. Oponerse, pues, sería considerado como fanatismo, el problema es que la tendencia de nuestras sociedades modernas y democráticas es el irse al extremo de censurar y aún marcar como indeseables a los que no aceptan la idea de que esta orientación sexual sea buena porque no es la voluntad de Dios (1 Cor. 6:9-10). ¿Y qué diremos si se aprueba en nuestro país una ley que permita la relación sexual con animales, claramente prohibida en la Palabra de Dios? (Lev. 18:23). Un cristiano debe distinguirse por respetar las leyes de su país, por ser un ciudadano ejemplar, pero las leyes deben proteger también las libertades y minorías religiosas.
Si la mayoría abraza una idea, habrá una tendencia a tildar de fanáticos a la minoría que se niega a abrazarla. Esta es la posición de nuestras sociedades y pronto será algo aceptado a nivel general porque la tendencia es a la globalización mundial. El real problema comenzará cuando se llegue al punto de perseguir a alguien por sus convicciones religiosas, como pasó durante el período de la Santa Inquisición.
Fidelidad bíblica o fanatismo
Un cristiano es aquel que considera a Cristo su Maestro, Guía, Modelo e inspiración personal, aquel que desea seguirle y proclamarle al mundo como Salvador. La Biblia nos presenta dos clases de cristianos: Los fieles e infieles. Los fieles son aquellos que desean vivir piamente en Cristo (2 Tim. 3:12). Otra versión dice: “Todo el que pertenezca a Jesucristo y quiera vivir dedicado a Dios…” (Palabra de Dios para Todos). Jesús dijo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame” (Mat. 16:24). En otro sitio se enseña: “¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios?” (Stg.4:4).
“Todo el que viene a mí y oye mis palabras y las pone en práctica, os mostraré a quién es semejante, es semejante a un hombre que al edificar una casa, cavó hondo y echó cimiento sobre la roca…” (Luc. 6:47). (La Biblia de las Américas). Vemos por estos textos que un cristiano genuino es aquel que quiere vivir como Cristo, ¿cuál es el resultado natural de esto en todos los tiempos? “Todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución…” (2 Tim. 3:12).
Daniel y sus compañeros fueron llevados a Babilonia como cautivos, eran de sangre real y el rey los eligió para formar parte de su servicio particular. La primera prueba con la que se encontraron fue la de comer y beber de la comida del monarca. Pero esta comida incluía bebidas alcohólicas, carne y otros manjares dedicados a los ídolos y Daniel se propuso en su corazón no contaminarse (Dan. 1:8).
¿Qué suponía esta posición? Peligro de muerte. El rey podía reaccionar negativamente y sentenciar a muerte a los que se negaban a hacer lo que él había decidido que se hiciera. El jefe de los cautivos dijo a Daniel que temía por sus vidas y por la suya propia si consentía un cambio en la dieta (Dan. 1:10). Los demás cautivos no tuvieron problemas, pero Daniel y sus compañeros sí. “Danos legumbres para comer y agua para beber” (Dan. 1:12). Debían hacer una prueba durante diez días. La fe de Daniel y la de sus compañeros fue grande y Dios le premió porque no hubo otros como ellos en cuanto a su inteligencia y porte. ¿Cómo sería considerada la posición de Daniel, Ananías, Misael y Azarías en nuestro tiempo? ¿Fanáticos? Seguramente. ¿Porqué hacer esa locura? ¿Por qué arriesgar la vida inútilmente cuando el rey lesestaba dando esa gran oportunidad y privilegio? ¿Por qué llevar las cosas al extremo?
Con el paso del tiempo hubo un decreto real. Todo hombre de Babilonia debía arrodillarse y adorar la estatua de oro que el rey Nabucodonosor había erigido en un valle. ¿Qué decidieron los tres compañeros de Daniel? “No serviremos a tus dioses ni adoraremos la estatua de oro que has levantado”(Dan. 3:18).
Había una pena de muerte para el desobediente, era peligroso oponerse al decreto del rey, pero estos jóvenes concluyeron que no podían violar el segundo mandamiento de la ley de Dios aunque esto les supusiera la muerte (Éx. 20:4-6). El rey los condenó a morir pero Dios los libró. ¿Fanatismo o fidelidad? ¿Qué opinión merecería en nuestros días esta actitud? ¡Qué fácil hubiera sido arrodillarse y disimuladamente hacer como que estaban adorando la imagen pero en realidad sus pensamientos se centraban en Dios! Esto no hubiese sido fidelidad en el sentido estricto de la palabra, sino hipocresía, cobardía, mentira y traición a sus votos sagrados.
Muchas iglesias cristianas enseñan que ante situaciones similares lomejor es transigir y hacer lo que nos dicen aunque en la mente tú puedes tener otros pensamientos. “Me postro pero estoy adorando al verdadero Dios y no a esa imagen”. Demuestro algo que no creo para librar mi vida. Hago entender a los demás algo para evitar las consecuencias. Este es un tema difícil pero ana
licemos con la Palabra de Dios y no con nuestros sentimientos, emociones y preconceptos.
Si alguien nos pide que matemos a otros en una guerra so pena dearresto y muerte, pero nos negamos a hacerlo porque el sexto mandamiento dice: “No matarás”… ¿Es fanatismo o fidelidad? ¿Qué piensas querido joven?
Este asunto es muy fácil analizarlo desde una vida cómoda y sin tener que vernos enfrentados a estas situaciones extremas, pero ¿lo tenemos claro realmente en nuestra mente? ¿Sabemos lo que deberíamos hacer con la ayuda del Señor en estas situaciones o parecidas en las que la ley de Dios está en juego? No estoy hablando de exponernos innecesariamente, de provocar a los demás, de atacar y desprestigiar a aquellos que no piensan como nosotros (que no lo deberíamos hacer), sino de qué posición tomar en caso de que se nos pida pecar.
Los apóstoles dijeron cuando se les instó a hacer algo contrario a susconvicciones: “Mas respondiendo Pedro y Juan, les dijeron: Vosotros mismos Fanatismo o fidelidad| 5 juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios” (Hch. 4:19).
Así ocurrió con los primeros cristianos que por negarse a depositar unas pocas cenizas a los pies de los ídolos fueron llevados a los circos romanos para ser despedazados por las fieras; los valdenses fueron perseguidos por sus convicciones y muchos de ellos murieron como mártires. Así ocurrió con otros grupos minoritarios, con los reformadores protestantes que en su tiempo
tuvieron que enfrentar el patíbulo y la hoguera; con los cristianos que se opusieron a participar en las dos guerras mundiales o en las guerras de sus países y que por eso fueron arrestados, castigados y muchos pagaron con sus vidas.
Hoy es relativamente fácil vivir la fe pero siempre tenemos que enfrentar la oposición, la burla, la incomodidad de que te señalen con el dedo. Llevar una comida diferente al colegio, vestir de forma diferente, tener un día de reposo diferente, negarse a participar en las fiestas mundanas, no pensar como la mayoría en ciertos asuntos como las relaciones sexuales antes del matrimonio, homosexualismo, aborto, el maltrato animal, etc. Los débiles no resisten esta presión y se dejan arrastrar por la mayoría. Sólo por la gracia de Cristo podemos permanecer fieles.
Así ocurrirá en el futuro cuando se imponga por decreto ley a nivel mundial un día de reposo falso, el domingo, en lugar del sábado ¿qué haremos cuando se nos prohíba comprar o vender? ¿Qué haremos cuando se nos amenace con privarnos de libertad o despojarnos de nuestras propiedades? (Apoc. 13:16-17). Ahora es el momento de prepararnos siendo fieles en las pruebas pequeñas, a fin de resistir la prueba venidera. El Señor está más dispuesto a ayudarnos de lo que nosotros podamos imaginar, sólo hay que colocarse en sus manos.
“El Señor del cielo permite que el mundo elija quién quiere tener como su gobernante… Todo ser humano debe decidirse, ora por el Dios verdadero y viviente, quien ha dado al mundo el monumento conmemorativo de la creación, el sábado o séptimo día, ora por un falso día de descanso, instituido por los hombres… que han tomado sobre sí mismo los atributos de Satanás para pri
mir a los leales y fieles que observan los mandamientos de Dios. Este poder perseguidor hará obligatorio el culto de la bestia, insistiendo en la observancia del día de reposo que él ha instituido” (Mensajes Selectos, Tomo 3, 484).
Querido joven, te animo a ser fiel, el Señor ha prometido ayudar a los que le aman, honrarlos, guiarlos y bendecirles. ¿Qué piensas de ello?
Escríbeme si tienes preguntas al e.mail: [email protected]. Que el Señor te bendiga ricamente y cumpla en ti su palabra: “Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida” (Apoc. 2:10). Amén.
José Vicente Giner
Pastor y director del Departamento de Jóvenes
de la Asociación General