El poder de Sus promesas
Octubre 2020
Mis queridos jóvenes:
Os saludo en el nombre del Señor Jesucristo y pido que sus bendiciones, amor y dirección sean sobre vosotros en abundancia.
Las promesas humanas
Es muy emocionante cuando dos esposos se prometen amor eterno durante su ceremonia de casamiento. Digo “eterno“, considerando lo que significan las palabras solemnes que se pronuncian en estas ocasiones: “Hasta que la muerte nos separe“. Es un darse la garantía que permanecerán el uno al lado del otro sin que se enfríe su amor, pase lo que pase, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, en la bonanza como en la adversidad, etc. Encontré en Internet una fórmula que pronuncian los esposos el día de su casamiento delante de la autoridad civil: “Novio: Yo…, te tomo a ti… como esposa y prometo serte fiel y cuidar de ti en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida“.(1)
Lamentablemente muchos rompen su promesa, aun la que se hizo delante de Dios y de la iglesia y terminan separándose de aquel con quien habían hecho solemnes votos, para olvidarse de su amor. ¡Es triste, pero es la realidad!
Nuestra sociedad actual se caracteriza por no ser consecuente con las promesas que se hacen. De hecho estamos acostumbrados a ver como políticos, personajes famosos y las personas en general no cumplen sus promesas especialmente cuando se ven bajo presión o les resulta desventajoso mantener la palabra. Hemos podido ver cómo altos cargos de gobiernos importantes han jurado en tribunales decir toda la verdad y nada más que la verdad, colocando su mano sobre la Biblia y por el tiempo se ha sabido que habían cometido perjurio.
Antiguamente se daba mucha importancia a una promesa. Mi suegro me contaba que cuando era más joven, estaban acostumbrados a realizar tratos comerciales dándose la palabra y un apretón de manos, nada más, sin firmar ningún documento y me decía que “una promesa era más que un documento“. Pero esto se acabó. Hoy día, aun habiendo documentos firmados que confirman el compromiso, tampoco se respetan. ¡Es triste, pero real! No quiero decir con esto que todo el mundo incumple su palabra, no, existen personas muy serias que cumplen sus promesas a toda consta, llueve, truene o relampaguee, pero son las menos.
Las promesas divinas
En medio de esta situación, una luz refulgente surge en el horizonte del cristiano que ama a Dios: Las promesas divinas. La palabra de Dios es inamovible, poderosa y eterna. Si bien es cierto que los humanos somos fluctuantes y tendemos a faltar a nuestras promesas, en Dios podemos hallar eterno refugio y seguridad. Su palabra es confiable y podemos y debemos descansar en ella, sabemos que nunca nos defraudará: “Dios no es como los mortales: no miente ni cambia de opinión. Cuando él dice una cosa, la realiza. Cuando hace una promesa, la cumple“ (Núm. 23:19). (DHH).
Los hombres y mujeres que decidieron fundar su vida sobre la Palabra de Dios, que está contenida en la Biblia, obtuvieron grandes victorias por la fe. Ejercer fe en lo que el Señor promete es un ejercicio extraordinario que produce resultados muy gratificantes. No hay nada en esta vida más satisfactorio que vivir confiados en Dios. Aferrarse a sus promesas es como tener un seguro de vida para cualquier contingencia. Recordemos que esta fue la tónica de los grandes personajes bíblicos. Moisés aprendió a basar su vida, no en lo que él era capaz de hacer, sino en lo que Dios podía hacer por él. No le faltaron momentos complicados que amenazaban con hundirle en la desesperación y el desánimo más profundo. Pero ¿qué hizo?: “Fue por la fe que Moisés salió de la tierra de Egipto sin temer el enojo del rey. Siguió firme en su camino porque tenía los ojos puestos en el Invisible“ (Heb. 11: 27). (NTV). “Siguió firme en su camino“ creyendo a Dios, esperando en Él. Por fe se aferró a las promesas divinas y continuó adelante no obstante que el fuego de las pruebas le quemaba. Si Moisés se hubiera desanimado no hubiera podido ser el gran líder que fue y otra historia se habría escrito acerca de él.
Se dice de David Livingstone, uno de los mayores exploradores que ha habido, médico y misionero británico, llegó a ser considerado un gran héroe, ya que mediante sus observaciones astronómicas, estableció situaciones correctas en la cartografía africana, aportando asimismo información muy valiosa sobre botánica, geología y zoología. Luchó contra la esclavitud y fue el descubridor de las cascadas Victoria, cuyo nombre lo puso en honor a la reina del Reino Unido. Su vida se basó en las promesas divinas y nunca hubiera conseguido sus objetivos si se hubiera desanimado. Él llegó a afirmar: “La ansiedad, la enfermedad, el sufrimiento o el peligro de vez en cuando, con la renuncia a las conveniencias y caridades comunes de esta vida, pueden hacernos detenernos y hacer que el espíritu vacile y el alma se hunda; pero que esto sea solo por un momento. Todo esto no es nada en comparación con la gloria que será revelada en y para nosotros“.(2)
El apóstol Pablo fue otro gran hombre que basó su vida en las promesas del Señor. Él enseñó que “Confiar en Dios es estar totalmente seguro de que uno va a recibir lo que espera. Es estar convencido de que algo existe, aun cuando no se pueda ver“ (Heb. 11:1). (TLA).
Conclusión
Necesitamos ejercer plena confianza en la Palabra viva de Dios. Sus promesas deben ser la luz que guíe nuestra vida, el refugio seguro en el que nos podamos esconder cuando pase el turbión, la brújula que nos oriente. No es fácil sostenerse en pie cuando todo se derrumba a nuestro alrededor o cuando las cosas no salen como quisiéramos; pero es nuestro reto. Jesús ha prometido que la victoria es para aquel que ejerce fe en sus promesas: “Todas las cosas son posibles para el que cree“ (Mar. 9:23). (LBLA).
Cuando dejamos de basarnos en la promesa de Dios y pasamos a descansar sobre nuestras seguridades, el fracaso está garantizado. Abraham recibió de parte de Dios la promesa de que iba a ser padre de multitudes, pero el hijo no venía y su esposa, por la edad, no iba a poder concebir. ¿Qué hacer? Lo humano prevaleció en esta situación y Sara y Abraham tomaron un camino errado. El resultado fue un adulterio y un hijo que siempre fue enemigo del hijo natural que el patriarca tuvo más tarde con su esposa. Si Dios promete cumple, aunque no lo parezca. El profeta Habacuc logra resumir esta verdad de forma magistral: “Aún no ha llegado el mo–mento de que esta visión se cumpla; pero no dejará de cumplirse. Tú espera, aunque parezca tardar, pues llegará en el momento preciso“ (Hab. 2:3). (DHH).
Centrarnos en este pensamiento debería ser un ejercicio diario para cada hijo e hija de Dios. No tenemos por qué desesperar. La pluma inspirada nos dice: ‘Dios no desea que ninguno de nosotros permanezca postrado a causa de la intensa aflicción, con los corazones transidos de dolor. El quiere que miremos hacia arriba y veamos el arco de la promesa, y que reflejemos la luz para otras personas“ (Promesas para los Ultimas Días, pág. 124). “Seguid avanzando sin vacilación, como si cada oración ofrecida hubiese sido colocada en el trono de Dios y contestada por Aquel cuyas promesas nunca fallan. Proseguid adelante, cantando y entonando melodías a Dios en vuestros corazones aunque os encontréis deprimidos por una sensación de peso y de tristeza… La luz vendrá… tendremos gozo y … la niebla y las nubes serán rechazadas“ (Mensajes Selectos, Tomo 2, pág. 278).
Querido joven: Te animo a que ejerzas fe en las maravillosas promesas de Dios y que no te dejes abatir por el enemigo. Es mi deseo y oración. Amén.
José Vicente Giner
Pastor y director del Departamento de Jóvenes
de la Asociación General
(1) https://www.eledendebambi.com/guion-ceremonia-civil/
(2) https://citas.in/autores/david-livingstone/
Para la reflexión:
- ¿En qué se debe basar la vida de cada cristiano?
- ¿Qué se necesita para abrazar una promesa divina?
- ¿Cómo podemos desarrollar la fe en las promesas de Dios?
Abreviaturas de versión bíblicas
DHH Dios Habla Hoy
LBLA La Biblia de las Américas
NTV Nueva Traducción Viviente
TLA Traducción al Lenguaje Actual