Huye de las pasiones juveniles

Enero 2023

Mis queridos jóvenes:

El tema que nos ocupa en esta carta pastoral es complejo y polémico. Dejemos, pues, que la Palabra de Dios nos guíe en este paseo por el camino de la pureza: “Huye, pues, de las pasiones juveniles y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que invocan al Señor con un corazón puro“ (2 Tim. 2:22). (LBLA).

Hipersexualización

¿Por qué hablar de este tema? Mucho se ha escrito y dicho; pero nunca es bastante, considerando que la degradación sexual se está expandiendo más y más en nuestras sociedades modernas. Vivimos inmersos bajo el tsunami del sexo. Desde que Dios creo a la primera pareja humana siempre ha existido la sexualidad, Él Creador fue el autor del sexo, pero debía circunscribirse al matrimonio y entre un hombre y una mujer. El sexo entre personas del mismo género estaba prohibido (Lev. 18:22), así como fuera del matrimonio (1 Co. 7:22) y con animales (Lev. 2:15); las relaciones adúlteras estaban condenadas y toda impureza sexual como la masturbación no debían practicarse dentro del pueblo de Dios (2 Co. 10:5; 1 Co. 6:18-19).

Si se hubiera respetado el deseo de Dios, todo hubiera marchado bien, pero, así como se cambió la solemnidad del sábado al domingo; así como se pervirtió el matrimonio, introduciendo el divorcio, la separación y las uniones ilícitas; así como se desvirtuó la dieta humana, para terminar matando animales inocentes para que sirvieran de alimento al humano; así también se pervirtió la sexualidad que debían expresarse los esposos, para terminar siendo una mera unión biológica, sin otro objetivo que el placer per se.

Hoy vemos al sexo reinar despóticamente en nuestras sociedades modernas. Cada vez son más los jóvenes que tienen relaciones sexuales a edades tempranas, faltándoles la madurez psicológica y provocando una serie de consecuencias negativas, como embarazos no deseados, abortos, traumas psicológicos y otros. Casi todo lo que se nos ofrece en los medios de comunicación está impregnado de sexo y como produce altos dividendos, los productores de todos estos programas, series televisivas, películas, etc., sin escrúpulo alguno, hacen referencia al sexo de forma abierta. Desnudo integral o parcial, erotismo, sexo explícito genital, pornografía y más… se sirve en bandeja pulsando un botón, o haciendo un clic sobre el link de internet y todo un mundo de maldad, degeneración extrema y pecado horrendo, entra en las casas como un huésped de honor.

Hemos sido testigos de los estragos que ha producido la pandemia del Covid sobre nuestro mundo y cómo los medios de comunicación nos han bombardeado cada día con noticias nefastas sobre los miles y miles de muertos afectados por el virus. Hemos visto, asimismo, implementar normas por parte de los gobiernos para evitar la expansión de la pandemia y prevenir la enfermedad. ¿Pero qué hay con relación al virus del sexo? Y digo “virus” porque cuando se practica más allá de los límites de la voluntad divina, produce en el alma enfermedad y muerte espiritual.

Hoy día no está bien visto que se hable defendiendo la pureza considerándolo como algo retrógrado. Las sociedades modernas han superado los traumas, según dicen ellos, de los años pasados, en los que tanto gobiernos como iglesias, impusieron restricciones injustificadas y principios que robaban la libertad del humano en el área de lo sexual. Durante el franquismo en España, la Iglesia Católica en unidad con el gobierno, adoctrinaba en la enseñanza a practicar una regeneración moral de la sociedad, evitando así las influencias externas que traían al país otros pueblos de la “Europa salvaje”, según afirmaba el obispo de Pamplona en el año 1941. Los españoles debían someterse a un severo control moral, que buscaba mantener al ciudadano dentro de unos parámetros arbitrarios de decencia. Así se convirtió la decencia en un asunto de seguridad pública y la Iglesia dominante desempeñaba el papel de agente de control. Se censuró a los hombres que iban sin camiseta en la playa; las mujeres debían usar un traje que cubriera todo el cuerpo. Se decidió la separación de sexos en playas y lugares de baño, so pena de recibir multas sustanciosas. Se creó una policía que iba por las playas vigilando que todo el mundo cumpliese las normas, aplicadas especialmente a las mujeres, de hecho, eran las más multadas por llevar los trajes de baño por encima de la medida impuesta.

Actitud pendular

La sociedad vivía inmersa en este ambiente hiperrepresivo, según dicen los analistas modernos de hoy día, hasta el punto, que cuando terminó el franquismo hubo una actitud pendular que llevó a la sociedad al otro lado opuesto en materia de moralidad. Esto mismo ocurrió en muchos otros países. El mundo se configuró de nuevo con políticas que favorecían toda clase de prácticas no importando que fueran morales o no. Nadie podía ya determinar si alguna costumbre era pecaminosa o no. Se terminó la censura sobre las películas, lo que se mostraba en los medios de comunicación social, las prohibiciones expresas sobre la pornografía y todo lo que supiera a olor de convento.

La España de hoy día no tiene nada que ver con la de aquellos tiempos de represión y por eso es normal ver en las playas a personas desnudas o mostrando algunas partes íntimas del cuerpo sin ningún rubor. Es normal que la gente vaya por las calles, especialmente las mujeres, vestidas de tal manera que muestran partes de su cuerpo sin que haya necesidad de ello. ¿Cuál es el objetivo? Tal vez mostrar que la mujer ha alcanzado un grado de emancipación y de libertad absoluto y que nadie tiene ninguna autoridad sobre las decisiones que ella toma en cuanto a la forma de vestirse o de actuar, por muy extremas que sean, como por ejemplo el aborto libre en el que la mujer toma la decisión de truncar la vida de su hijo, por el mero hecho que la legislación vigente le da la razón, argumentando que ella es dueña de su cuerpo y puede disponer de él. Tal vez ella piense que es dueña de su cuerpo, aunque bíblicamente hablando el Dueño absoluto de nuestros cuerpos es Dios, y aun de la vida de la criatura que lleva dentro, y debiera protegerle de forma muy atenta y amorosa.

Jóvenes vulnerables

La pregunta que surge es: ¿Es esto normal en cuanto al cristiano se refiere? El hecho que organismos y grupos sociales, gobiernos y feministas hayan logrado normalizar o institucionalizar la inmoralidad, ¿nos da autoridad a los cristianos a colocarnos en esos ambientes degradados y verlo como algo normal? ¿Es la mayoría la que tiene razón? ¿Podemos abrazar todas estas actitudes sin quebrantar nuestra fe y principios? Evidentemente no. Ante esta situación bastaría que cada joven cristiano se fortaleciera cultivando una fe profunda; los ataques del enemigo no tendrían poder sobre él o ella. Pero el problema es que baste un pequeño descuido para que el enemigo tome el control de la mente del joven.

Tengamos en cuenta que los ejércitos obtienen muchas victorias cuando deciden bombardear sus objetivos de forma permanente e intensa. Así actúa el enemigo, bombardea con el sexo a los jóvenes y adultos para que caigan rendidos ante la tentación. Los varones son más vulnerables que las muchachas ante la tentación del sexo, porque el cerebro del varón está configurado para ser más agresivo a nivel sexual que la mujer. De ahí que sean ellos quienes tengan mayor interés por la pornografía que ellas, aunque cada vez son más chicas las que también lo consumen.

Jóvenes victoriosos

En la vida de fe no existen pócimas milagrosas que puedan transformar el corazón, los gustos, las inclinaciones de las personas. Pero sí que tenemos como algo seguro y poderoso la ayuda del Espíritu Santo; someterse a su control y guía es la solución a nuestras debilidades y problemas. El joven que se coloque bajo la influencia del poder de Dios obtendrá grandes victorias sobre el pecado. Un joven puro será un testimonio viviente e irrefutable de lo que Dios puede hacer en el alma humana; la mejor predicación, el mejor ejemplo, la mejor argumentación a favor del Evangelio. Zambullirse en el sexo depravado en todas las formas, o promocionarlo con una forma de vestir indecente, daña la vida espiritual de la persona y puede provocar una adicción muy poderosa, especialmente cuando se consume por–nografía. Por eso Pablo dice: “Huye de las cosas que provocan malos pensamientos en las mentes juveniles…” (1 Co. 6:18). (NBV). “No te dejes llevar por las tentaciones propias de tu edad…” (2 Tim. 2:22). (TLA).

El texto de introducción invita al joven a “huir” de las pasiones juveniles, refiriéndose a la impureza sexual. Huir significa apartarse con prisa, alejarse velozmente, apartarse sin dilación de cualquier cosa o persona que nos pueda perjudicar o dañar. ¿Lo haremos? ¿Tomaremos esa noble decisión de crecer en pureza y santidad? Dios lo desea y ha puesto los medios para conseguirlo: “Ustedes sólo han tenido las mismas tentaciones que todos los demás. Pero Dios es fiel y no va a dejar que sean tentados más allá de lo que puedan soportar. Así que sepan que cuando sean tentados, van a poder soportar, porque Dios les dará una salida” (1 Co. 10:13). (PDT).

“¿No es admirable que podamos recibir la rica corriente de gracia de la Deidad, y trabajar en armonía con ella? ¿Qué quiere de nosotros la Deidad, pobres, débiles e imperfectos como somos? ¿Qué puede hacer con nosotros la Deidad? Todo, si estamos dispuestos a entregarnos a ella. Dios ama a todos los jóvenes. El conoce todas vuestras dificultades. Él sabe que tendréis que combatir contra los poderes de las tinieblas, que se esfuerzan por controlar la mente humana” (Manuscrito 8, 1899, pp. 1, 2, Nuestra Elevada Vocación, 21).

Conclusión

Queridos jóvenes, no importa cuán larga sea la cadena que te esclaviza a un vicio secreto a una costumbre o hábito degradante. Igual que creaste ese hábito, puedes reemplazarlo por otro y créeme, te sentirás libre, feliz, con nuevas energías y dispuesto a hacer grandes cosas. Hay poder en la sangre de Cristo para liberarte de cualquier hábito que te aleje de la pureza. No necesitas hundirte hasta morir espiritualmente. Hay restauración en Cristo. En este nuevo año que comenzó hazte el propósito de romper con toda costumbre que no te eleve y ennoblezca, lo puedes hacer con la ayuda de Dios, Él lo ha prometido, sólo hay que creerlo y actuar. Por su gracia obtendrás grandes victorias. Es mi deseo y oración. Amén.

© José Vicente Giner

Pastor y director del Departamento de Jóvenes
de la Asociación General

Para la reflexión personal y en grupo:

  1. ¿Cómo definirías la pureza en la vida sexual?
  2. ¿La pureza degrada a la persona porque la reprime o la libera? Razónalo.
  3. ¿Por qué no es fácil liberarse de un hábito adquirido durante años?
  4. ¿Cómo puede una persona cambiar de manera de pensar y actuar?

Versiones bíblicas usadas:

LBLA La Biblia de las Américas

NBV Nueva Biblia Viva

PDT Palabra de Dios para Todos

TLA Traducción al Lenguaje Actual