Objetivos:

  1. Asumir que todo ser humano, especialmente, los cristianos, vamos a ser probados hasta lo sumo.
  2. Entender que eso tiene un propósito y que viene de parte de Dios.
  3. Tener la seguridad que no vamos a ser abandonados en la prueba.
  4. Saber que el propósito de cada golpe que sufrimos es la purificación de nuestro carácter.

Introd.

  1. Las pruebas de la vida muchas veces nos llegan sin avisar y producen mucho dolor en el corazón, pueden herir y dañar hasta lo sumo. Hay dificultades que nos desbordan y no es fácil seguir viviendo.
  2. Sin embargo, este estudio tiene el propósito de ayudarnos a comprender que por muy dolorosa que sea la prueba, Dios ha provisto consuelo para la misma y esto siempre con seguridad. En algunos casos la superaremos sin dejar heridas y en otros casos quedarán heridas permanentes pero que nos recordarán que Dios siempre estuvo y está a nuestro lado.
  3. El Testimonio dice: “Seremos atacados en todo sentido, probados hasta lo sumo… Las potestades de las tinieblas desplegarán sus baterías contra nosotros, y todos los indiferentes y descuidados, que han depositado sus afectos en sus tesoros terrenales y no se han preocupado por comprender la relación de Dios con su pueblo, serán su fácil presa. Ningún poder, fuera del conocimiento de la verdad tal como es en Jesús, nos dará resolución y firmeza” (¡Maranatha: El Señor viene!, 215).

I. TODOS SEREMOS PROBADOS

  1. Tal y como vemos, todos vamos a ser probados, pero el Testimonio dice “hasta lo sumo”. ¿Qué significa esta expresión? Podríamos decir que, en gran manera, de forma muy intensa y abrumadora. Esto no es algo que debemos esconder a la iglesia, no es algo que debemos suavizar y presentarlo como si fuera algo alegórico y más teniendo en cuenta que vivimos en sociedades democráticas, donde existen leyes y disposiciones políticas que protegen los derechos humanos; disponemos de tecnologías muy avanzadas, tenemos grandes superficies comerciales donde puedes encontrar de todo. Aseguradoras que protegen la salud, nuestras propiedades y más.
  2. Todos queremos vivir en nuestra área de confort y no preocuparnos de nada más. Pero la Palabra nos dice que seremos “probados hasta lo sumo”. ¿Nos parece agradable esto? ¿Nos gusta? Evidentemente no. Pero es un proceso ajeno a nosotros, viene de Dios y esto lo hace ineludible.
  3. El ejemplo más emblemático sobre ser probados hasta lo sumo que tenemos en la Biblia, a parte de nuestro Señor Jesús, lo encontramos en Job. Él tuvo experiencias tremendas y aprendió una lección extraordinaria para su vida de fe: “Pero él sabe la clase de hombre que soy yo. Me ha puesto a prueba y saldré tan puro como el oro” (Job 23:10). (PDT).

II. PUROS COMO EL ORO

  1. Este sería el propósito de que nos veamos de pronto en medio de hornos de fuego, pozos de leones, mares rojos que cruzar, ejércitos que enfrentar, sentencias de muerte que recibir, enfermedades que sufrir, traiciones que soportar, etc.
  2. Dios quiere que todo lo que hay de malo en nuestro ser pueda ser quemado y eliminado de nuestro carácter para que lleguemos a ser puros como el oro. Job decía que Dios sabía la clase de hombre que él era y por tanto debía dirigir el proceso de purificación adaptado a su condición para lograr la purificación total del oro, es decir del carácter. Esta es la clave querido joven.

III. PERFECCIONANDO EL CARÁCTER

  1. “Buscad la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Heb. 12:4). (LBLA). Como vemos, la Biblia nos presenta esta verdad innegable: Necesitamos un proceso de purificación y es lo mismo que buscar la santidad del alma. Ser santos es ser puros, sin mancha ni contaminación; tiene que existir ese proceso en nosotros; hay demasiada escoria en nuestro corazón. Son muchísimos años acumulando basura, toneladas y toneladas, el olor no es a santidad sino a deformidad e inmundicia. Necesitamos una purificación total.
  2. Nuestros caracteres son deformes. La lucha con el yo debe continuar, en algunos casos será más dura que en otros, depende de nuestras circunstancias, educación, experiencias. No es lo mismo un criminal consumado que alguien que fue una persona tranquila, dedicado a su familia y trabajo.
  3. Los procesos de purificación deben darse en ambos, pero no de la misma manera. Tal vez el hombre tranquilo es muy orgulloso y esto es un grave pecado delante de Dios, pero no se ve como la maldad del criminal. Dios sabe quiénes somos y a qué proceso someternos a cada uno de nosotros.
  4. Los procesos purificatorios a los que Dios tiene a bien sujetarnos, están evaluados previamente por Él, en cuanto a intensidad y duración y no son todos iguales, varían en función del individuo. Por ejemplo, las pruebas de Job son prácticamente únicas, no se ve otro personaje probado de esta manera, y es que Dios tenía un propósito que alcanzar con la vida del patriarca.
  5. Hombres como Oseas, al que Dios le ordena que se case con una mujer prostituta, no se repiten, es una prueba única con un objetivo pedagógico único. No fue nada fácil para este hombre, pero debía aprender en sujeción.
  6. Hay personas que serán llevadas a prisión, otras torturadas, otras despreciadas, otras sufrirán persecución, hambre y desnudez, dolor y enfermedad, abandono e incomprensión. No sé a qué vamos a ser sometidos cada uno de nosotros. Pero todo tiene una finalidad, la de apartarnos del pecado y ayudarnos a centrarnos en la búsqueda de la santidad.
  7. “No se puede continuar en el pecado, por pequeño que se lo considere, sin correr el riesgo de una pérdida infinita. Lo que no venzamos nos vencerá a nosotros y nos destruirá” (CC, 32).
  8. “Un solo rasgo malo de carácter, un solo deseo pecaminoso, acariciado persistentemente, eventualmente neutralizará todo el poder del evangelio. Toda indulgencia pecaminosa fortalece la aversión del alma hacia Dios… En toda la Biblia no hay amonestación más terrible contra el hábito de jugar con el mal que las palabras del hombre sabio cuando dice: al pecador lo atrapan “las cuerdas de su pecado” (CC, 32).

IV. UN BUSCADOR DE LA VERDAD

  1. “Podemos lisonjeamos, como lo hizo Nicodemo, de que nuestra vida ha sido muy buena, de que nuestro carácter moral es el correcto y pensar que no necesitamos humillar nuestro corazón delante de Dios como el pecador co–mún; pero cuando la luz proveniente de Cristo resplandezca en nuestro inte–rior, veremos cuán impuros somos; discerniremos el egoísmo de nuestros motivos y la enemistad contra Dios, los cuales han manchado todos los actos de nuestra vida. Entonces sabremos que nuestra propia justicia es en verdad como trapos inmundos, y que sólo la sangre de Cristo puede limpiamos de la contaminación del pecado y renovar nuestro corazón a su semejanza” (CC, 27).
  2. Todo lo que vivimos está cargado de pruebas, son pruebas, pruebas con la esposa, esposo, hijos, trabajo, uno mismo, físico, salud, familia, trabajo, amigos, entorno, etc. Son el proceso usado por Dios para purificarnos. Tal vez seamos probados hasta lo sumo, pero es por nuestro bien.

Conclusión

  1. Esto es lo más importante, querido joven, saber que la prueba no viene por azar o casualidad. Entender que cada golpe que nos asesta la vida no es un capricho de la providencia, sino un martillazo al cincel divino para eliminar de nuestro carácter toda impureza y tosquedad.
  2. Te animo a tomar en cuenta estos pensamientos y incorporarlos a tu praxis cristiana. Son bíblicos, no son míos. Dios te bendiga ricamente. Amén.

© José Vicente Giner