SEMILLEROS DE ESPERANZA

NO ES BUENO QUE EL HOMBRE ESTE SOLO

Objetivos:

  1. Saber que hemos sido creado con una naturaleza sociable.
  2. Considerar y aceptar que es normal hacer amistades.
  3. Profundizar en el consejo divino sobre la elección de pareja.

Introd.

  1. Cuando Dios creó al ser humano, hizo primero al hombre. Observándolo expresó el pensamiento de que no era bueno que el hombre estuviera solo (Gn. 2:18).
  2. Posteriormente creó a la mujer, la semejante de Adán, que junto a él, Dios constituyó la primera pareja de personas de este mundo de la cual nace toda la raza humana.

I. SERES SOCIABLES POR NATURALEZA

  1. Según estas referencias bíblicas, el hombre y la mujer poseen una naturaleza sociable, esa es su condición natural, así nos ha hecho Dios a los humanos.
  2. Nos gusta estar con los demás y relacionarnos; la soledad no es algo que nos atraiga o en la cual queramos permanecer, a no ser que sea por un corto tiempo para dedicarnos a la reflexión y la oración.
  3. Nuestra naturaleza social no desapareció después del pecado, la conser–vamos. Por eso no es raro, extraño o antinatural, buscar a semejantes con los cuales podamos mantener relaciones de amistad, algunas conducentes al matrimonio, otras con objeto de confraternización.

II. AMISTADES CONDUCENTES AL MATRIMONIO

  1. En esta predicación nos centraremos en la elección de alguien con el que construir el matrimonio.
  2. No es todo tener amigos con los que relacionarse, sino que se debe escoger bien a quienes van a acompañarnos a lo largo del camino de la vida. La Biblia nos da orientaciones precisas que nos proporcionarán mucha dicha si las respetamos.
  3. En primer lugar, debemos tener en cuenta que la persona con la que vamos a fundar un matrimonio, sea de la iglesia, es decir miembro comprometido y con experiencia de fe.
  4. No funcionará una relación con alguien del exterior, por muy buena persona que parezca. Dios ve el final desde el principio y nos dice que no pueden andar (entenderse) al mismo ritmo, sino se han puesto antes de acuerdo (Am. 3:3), quiere decir si no comparten la misma fe.
  5. Otro texto a considerar seriamente lo encontramos en 2 Cor. 6:14, donde el apóstol Pablo nos enseña a no unirnos en “yugo desigual“ con los incrédulos, porque esto es similar a querer unir la luz con las tinieblas, es imposible.
  6. Algunos han explicado este texto en el sentido de no unirse con “incrédulos“, pero sí con personas que creen, justificando así un matrimonio con personas de otras denominaciones. Pero esto es un error, porque el “cuerpo de Cristo“‘ está compuesto de aquellos que creen la misma doctrina, tienen la misma fe, el mismo Señor, el mismo bautismo.
  7. Basta que el otro no comparta nuestra fe sobre algunos temas, para entrar en conflicto. Ya lo hemos visto en la práctica muchas veces. Las diferencias doctrinales entre un matrimonio, lejos de ser una fuente de interculturalidad, de diversidad sana, de inspiración y realización personal, es motivo de conflictos.
  8. La forma de bautizar, la clase de alimentación, la forma de vestir, el verdadero día de reposo, el matrimonio para toda la vida, la no participación en el servicio militar, la divinidad de Cristo, el tiempo de angustia, el triple mensaje angélico, la ley dominical y muchos principios bíblicos más, que nos hacen peculiares y fuertes en el Señor, son la “plataforma de la verdad eterna“, sobre la que debemos basar toda relación.
  9. “Como pueblo hemos de estar firmes sobre la plataforma de la verdad eterna que ha resistido las pruebas y comprobaciones. Debemos asirnos de los seguros pilares de nuestra fe. Los principios de la verdad que Dios nos ha revelado son nuestro único y verdadero fundamento. Ellos nos han hecho lo que somos. El paso del tiempo no ha disminuido su valor“ (El Otro Poder, 52).
  10. Créeme joven, tal vez parezca que no hay muchas diferencias con las per–sonas de otras denominaciones, que lo importante es el respeto y el amor, pero esas diferencias, si tú quieres ser fiel a Dios, van a generar por el tiempo un abismo entre la pareja y sobre todo mucha polémica y sufrimiento si hay hijos.

III. PERSONAS DE ORACION Y CONSAGRACION

  1. No basta que mi futuro esposo o esposa sea de la iglesia, sino que debe ser la persona que Dios aprueba para mi. Por eso la oración constante, sincera y coherente, debe guiar toda decisión y elección.
  2. Jesús nos invita a pedir a Dios por cualquier cosa que necesitemos (Mat. 7:7) y Santiago nos insta a pedir sabiduría a Dios cuando la precisemos (Stg. 1:5), y esto es especialmente imperioso en la elección de pareja.
  3. Este es un asunto lo suficientemente serio como para no elegir de forma precipitada, dejándose llevar por las emociones y romanticismo enfermizo. Mira lo que dice la sierva de Dios:  “Si los que piensan contraer matrimonio no quieren hacer después reflexiones tristes y desdichadas, deben dedicar ahora a su casamiento muy serias meditaciones. Si se lo da imprudentemente, este paso es uno de los medios más eficaces para destruir la utilidad de hombres y mujeres jóvenes. La vida llega a serles entonces una carga, una maldición. Nadie puede destruir tan completamente la felicidad y utilidad de una mujer, y hacer de su vida una carga dolorosa, como su propio esposo; y nadie puede hacer la centésima parte de lo que la propia esposa puede hacer para enfriar las esperanzas y aspiraciones de un hombre, paralizar sus energías y destruir su influencia y sus perspectivas. De la hora de su casamiento data para muchos hombres y mujeres el éxito o el fracaso en esta vida, así como sus esperanzas para la venidera“ (El Hogar Cristiano, 34).  “Una persona que sea sinceramente cristiana no hará progresar sus planes en esa dirección sin saber si Dios aprueba su conducta. No querrá elegir por su cuenta, sino que reconocerá que a Dios incumbe decidir por ella“ (Ibid.)
  4. Queridos jóvenes, no son los sentimientos una guía segura para elegir, porque estos son tan cambiantes como el tiempo. Las sensaciones, las emociones, forman parte de nuestra naturaleza, pero debido al pecado, estas nos engañan muchas veces. Puede ser que te sientas atraído hacia tal o cual joven, por su aspecto, su sonrisa o cualquier otra cosa, pero ¿conoces su corazón? No. ¿Y Dios? Sí.
  5. Como el profeta Samuel era un hombre de fe y oración, aunque sus sentimientos e impresiones personales, le llevaron a concluir que Eliab, el hijo de Isaí, era el futuro rey de Israel, Dios le habló a su mente y le dijo que no, porque se había fijado en el exterior mas no conocía el corazón de este hombre, el cual no era adapto para el puesto de rey (1 Sam. 16).
  6. Si el gran Samuel se equivocó en sus apreciaciones, imagínate que fácil es para cualquiera de nosotros cometer un error. Cuando vamos a votar por algún cargo de la iglesia, cuando vamos a elegir una carrera o profesión, cuando queremos elegir al futuro cónyuge, allí estará el enemigo para que elijamos mal. ¿Cómo evitarlo? Aferrándose a la mano de Dios y él guiará nuestras decisiones.

IV. QUE AME Y RESPETE A SUS PADRES

  1. Más de una vez se ha visto en la realidad, que el joven o la joven elegido como novio o novia, es una persona que divide y crea polémica en la familia de él o de ella.
  2. Me explico, en vez de ser esa relación una razón para que el joven o la joven, ame más a sus padres y los respete, resulta que termina distanciándose de ellos por causa de la antipatía que les profesa el novio o la novia y esto es algo que no proviene de Dios. Es como caer en una obsesión de “exclusivismo“. “Mi novio o mi novia es mío o mía nada más“ y hacer todo lo posible para que no se relacione con nadie.
  3. Aquí tenemos el testimonio que lo confirma, en este caso se refiere a ella: “¿Es paciente y cuidadosa? ¿O dejará de interesarse en los padres de Vd. precisamente cuando necesiten a un hijo fuerte en quien apoyarse? ¿Le retraerá ella de la sociedad de esos padres para ejecutar sus propios planes y agradarse a sí misma, abandonando a los padres que, en vez de ganar a una hija afectuosa, habrán perdido un hijo?” (HC, 37).
  4. Hay una orden divina de pate de Dios para todo joven: Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días sean prolongados en la tierra que el Señor tu Dios te da“ (Ex. 20:12). (NBLA).
  5. Otro punto a considerar es la importancia de recibir consejo de aquellos que Dios ha puesto sobre los jóvenes como sus padres, lideres espirituales o personas de probada experiencia religiosa (Prov. 1:8).

V. PERSONAS DE RESPONSABILIDAD

  1. Cada joven que aspira a fundar un hogar, deben ser personas capaces de asumir su parte de responsabilidad. Ambos, chicos y chicas, deben ser laboriosos, serios en su vida estudiantil, familiar, eclesial, profesional y cumplir su palabra.
  2. El orden y la limpieza deben formar parte de la manera de ser de cada joven. El descuido en estas áreas es un elemento que producirá sus roces y enfrentamientos en el futuro matrimonio, sobre todo si uno de los esposos es aseado y ordenado y el otro no.
  3. La pureza de corazón debe inspirar a cada joven, de tal manera que no se permitan familiaridades que les lleven al pecado. Lamentablemente hemos sido testigos de cómo se arruinan relaciones cuando se practica el sexo antes del matrimonio o se dan los novios manifestaciones de afecto que tendrían que evitarse durante ese periodo. El noviazgo debe ser un tiempo que se emplee para conocerse el uno al otro, no para explorar el sexo que está circunscrito al matrimonio exclusivamente.

CONCLUSION

  1. Buscar fundar un hogar es algo natural y bíblico. La relación matrimonial debe estar precedida de la elección de la persona con la cual se desea pasar toda la vida. Y es el período de noviazgo que ayudará a cada joven a conocer al otro y saber si será esa persona que Dios tiene preparada para mi.
  2. “Haga un examen cuidadoso para ver si su vida matrimonial sería feliz, o falta de armonía y miserable. Pregúntese: ¿Me ayudará esta unión a dirigirme hacia el cielo? ¿Acrecentará mi amor a Dios? ¿Ampliará mi esfera de utilidad en esta vida? Si estas reflexiones no sugieren impedimentos, entonces proceda en el temor de Dios” (El Hogar Cristiano, pág. 36).
  3. Que el Señor nos bendiga y ayude a tomar decisiones que Él sólo pueda inspirar y dirigir. Ese es mi deseo y oración. Amén.

© José Vicente Giner