SEMILLEROS DE ESPERANZA

LO QUE PRODUCE PODER

Objetivos:

  1. Entender que la unidad es un fruto del Espíritu.
  2. Saber que el enemigo usa estrategias para producir divisiones.
  3. Buscar la unidad en la iglesia y en la familia.
  4. Ser conscientes de que la falta de conversión nos divide y que debemos buscar esa conversión diaria con la ayuda de Dios.

Introd.

  1. Siempre se ha sabido que la unidad produce fuerza o poder, mientras que la desunión debilita y merma las fuerzas.
  2. Esto es aplicable a todos los colectivos y acciones humanas: La familia, el matrimonio, el gobierno, las instituciones educativas y cómo no, la iglesia, de hecho es una señal de que el Espíritu está presente y obrando en cada corazón.

I. UNIDAD EN LA FE

  1. Uno de los ataques más agresivos y permanentes que el enemigo ha infligido contra el pueblo de Dios son las falsas doctrinas o los errores doctrinales. No hay cosa más efectiva que mezclar una pequeña mentira con grandes ver–dades.
  2. Recordemos que la ruina de la humanidad tuvo lugar por una mentira. Parecía algo inocuo, inocente y sin ninguna repercusión. Pero esa mentira contenía la muerte.
  3. El “no moriréis“ de la serpiente, significaba “moriréis“. Adán y Eva debían haber estado atentos a la palabra autoritativa de Dios. Si Dios había dicho “moriréis el día que comáis del árbol…“, esta era la convicción que debían abrazar y defender con todas sus fuerzas. Pero no lo hicieron y dieron más crédito a una palabra espuria.
  4. Cuando la iglesia de Cristo permite que enseñanzas o doctrinas que no se pueden apoyar con la Biblia, penetren en el seno de la iglesia, dando la espalda a los principios fundamentales de fe que nos caracterizan como pueblo, se produce un debilitamiento que afecta al cuerpo de creyentes. Así ha sido siempre, produciendo rupturas y separaciones. La apostasía tiene esta raíz.
  5. El apóstol Pablo enseña: “Para que, si me retraso, sepas cómo portarse uno en la familia de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, la cual sostiene y defiende la verdad“ (1 Tim. 3:15).
  6. Si la iglesia defiende y custodia la verdad, en términos absolutos, esa verdad debe ser específica, porque una fuente no puede dar agua dulce y amarga a la vez (Stg. 3:11-12). Y esa especificad la encontramos resumida en los principios de fe, que son el corolario de las enseñanzas de la Palabra. Estos no sustituyen a la Palabra, pero presentan la verdad de la Palabra de forma sucinta.
  7. Cualquier intento por eliminar alguno de estos puntos o de contrarrestarlos, es una manera de fracturar la unidad doctrinal. Debemos tener en cuenta que no es lo mismo estar unidos en la diversidad de temperamentos y dones, que estar unidos en la diversidad doctrinal, esto último es el ideario ecuménico de las iglesias que buscan estar unidas en los puntos comunes, obviando las diferencias.   
  8. “Pero, por más tiempo que los hombres hayan sostenido ciertos puntos de vista, si éstos no están claramente sustentados por la palabra escrita, deberían ser descartados“ (El otro poder, 36).
  9. Todos los miembros de iglesia nos debemos esforzar para conocer la verdad bíblica y comprobar si esta es la doctrina que sigue la iglesia, pero especialmente para incorporarla a nuestra praxis cotidiana.
  10. “Ten cuidado de ti mismo y de la enseñanza; persevera en estas cosas, porque haciéndolo asegurarás la salvación tanto para ti mismo como para los que te escuchan“ (1 Tim. 4:6). (LBLA).

II. UNIDAD FRATERNAL

  1. La unidad también es necesaria e indispensable entre los hermanos. De nada vale que tengamos una verdad salvadora si ésta no nos une con lazos de amor. Pablo mismo nos dice que podemos hablar lenguas humanas y angélicas y hacer otras cosas extraordinarias, pero que si no tenemos amor hacia el otro, de nada nos vale o nada somos (1 Corintios 13).
  2. Desde siempre el enemigo ha tratado de introducir en la iglesia disensiones, discusiones, enemistades entre los hermanos, luchas y odios que han fraccionado la iglesia.
  3. El peor enemigo de la iglesia no es sólo el diablo, podemos llegar a serlo nosotros también, con nuestra indiferencia espiritual, mediocridad, egoísmo, indiferencia hacia los otros, infidelidad, etc. Las divisiones entre los hermanos son un mal testimonio para el mundo, resta poder a la iglesia e introduce amarguras que difícilmente se curan.
  4. Otro factor a destacar es el hecho de que cuando los hermanos nos enfrentan unos contra otros, los comités de iglesia, de las asociaciones, de uniones y divisiones y aun de la Asociación General, pasan más tiempo tratando de solucionar estos problemas que predicando el Evangelio de Cristo.
  5. “Si el mundo ve que existe perfecta armonía en la iglesia de Dios, ello será para él una poderosa evidencia en favor de la religión cristiana. Las disensiones, las malhadadas divergencias y las pequeñas pruebas de la iglesia deshonran a nuestro Redentor. Todas estas cosas pueden ser evitadas si el yo se entrega a Dios, y los que siguen a Jesús obedecen la voz de la iglesia… Y la historia del cristianismo desde aquel tiempo hasta ahora demuestra en forma concluyente que tan sólo en la unión hay fuerza“ (Tomos Selectos, Tomo 3, 219).
  6. “Os ruego pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros disensiones, antes seáis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer“ (1 Cor. 1:10). (RVR1960).

III. UNIDAD DE ACCION

  1. También es de suma importancia que en la iglesia se mantenga el orden, el concierto en la acción, la reverencia; en suma, todo lo que colabore a la construcción de un ambiente donde sus miembros se sientan integrantes y parte del gran todo, responsables de su deber asignado por Dios, dispuestos a defender los principios y a colaborar en la acción misionera con los demás.
  2. “Pero hágase todo decentemente y con orden“ (1 Cor. 14:40). (RVR1960).
  3. Poco éxito tendrán los planes que se realicen por parte de unos pocos miembros si no se integra a toda la iglesia. Siempre habrá personas que se resistan a colaborar con las actividades de la iglesia, pero esta no puede detenerse por causa de esto. Debe seguir. Los más ancianos o discapacita–dos o enfermos, pueden apoyar con sus oraciones.
  4. “En un punto habrá que precaverse, y es en el de la independencia individual. Como entre soldados del ejército de Cristo, debe haber acción concertada en los diversos departamentos de la obra… Cada obrero ha de trabajar en unión a los demás. Los que siguen a Cristo no actuarán independientemente unos de otros. Nuestra fuerza tiene que fundarse en Dios, y estar unida para manifestarse en una acción noble y concentrada. No puede desperdiciarse en movimientos sin sentido“ (Joyas de los Testimonios, Tomo 2 Págs. 206-207).

IV. UNIDAD FAMILIAR

  1. Los matrimonios y familias unidas, son otro testimonio poderosísimo a favor del Evangelio. Más alto que nuestras palabras, hablan nuestros hechos. Si la gente vive peleando en el hogar, sólo peleas van a reproducirse en la iglesia. De un modo u otro, Satanás tratará de introducir las mismas disensiones que se viven en el hogar entre las filas de los discípulos del Maestro.
  2. Una niña estaba con su madre en el culto de la iglesia, cuando el pastor usó una ilustración en la que una madre pasaba el día gritando en el hogar, discutiendo con sus niños y con el esposo, infeliz y amargada. La niña miró a su mamá y le dijo: “Mamá, ¿por qué el pastor está hablando de ti?“.
  3. Las iglesias muestran lo que su gente vive en sus hogares. No se puede ser de una manera en casa y de otra en la iglesia, siempre emerge el verdadero carácter del individuo, aunque se trate de ocultar.
  4. Por eso es de especial importancia que todos nos esforcemos en tener nuestras familias en orden, se necesita hacer una reforma en este sentido y la primera obra a realizar es nuestra conversión personal.
  5. “La atmósfera que rodea las almas de padres y madres llena toda la casa, y se siente en todo departamento del hogar“ (El Hogar Cristiano, 12).
  6. “Los padres crean en extenso grado la atmósfera que reina en el círculo del hogar, y donde hay desacuerdo entre el padre y la madre, los niños participan del mismo espíritu. Impregnad la atmósfera de vuestro hogar con la fragancia de un espíritu tierno y servicial… Si queréis ser santos en el cielo, debéis ser santos primero en la tierra. Los rasgos de carácter que cultivéis en la vida no serán cambiados por la muerte ni por la resurrección. Saldréis de la tumba con la misma disposición que manifestasteis en vuestro hogar y en la sociedad. Jesús no cambia nuestro carácter al venir. La obra de transformación debe hacerse ahora“ (Idem. 12).

CONCLUSION

  1. Cuando mora el Espíritu de Dios en cada corazón, se percibe por el tono de la voz, las miradas, las actitudes, las disposiciones. Necesitamos ser conver–tidos, queridos jóvenes. Hay una gran fuerza en la unidad, de hecho, la lluvia tardía caerá sobre una iglesia unida y activa. Que el Señor nos bendiga ricamente, este es mi deseo y oración. Amén.

© José Vicente Giner