Objetivos:
- Entender la importancia de fraguar un carácter simétrico y espiritual.
- Conocer las implicaciones que esta obra conlleva.
- Animar a adquirir la meta de vivir para agradar a Dios.
- Comprender que el egoísmo es uno de los pecados más graves.
- Motivar a vivir vidas de excelencia moral.
- Invitar al joven a proyectarse haciendo el bien al prójimo.
Introd.
- Queridos jóvenes, cada persona fragua su destino a fuerza de decisiones y actos. No es algo casual lo que somos o llegaremos a ser. No existe la casualidad en todo lo que nos pasa o en aquello que alcanzamos. Detrás de una vida de éxito se encuentra un camino de esfuerzo.
- Los jóvenes con excelencia moral no han sido indolentes y descuidados en las cosas de Dios, al contrario, han cultivado los dones del Espíritu y han entregado su corazón al único que lo puede moldear y transformar.
I. MANTENER EN LA MENTE LA META
- El hombre más sabio de la tierra, aconsejó en sus días a los jóvenes: “Acuérdate, pues, de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y se acerquen los años en que digas: No tengo en ellos placer” (Ecles. 12:1). (LBLA).
- Este consejo es sumamente importante porque insta a cada joven a acordarse de Dios. ¿Qué significa esto? Sencillamente vivir para servir y amar a Aquel que te ha creado. La vida sólo cobra sentido y vale la pena vivirla cuando nuestro propósito es conocer a quién nos ha diseñado y desea que seamos felices. Él tiene un plan para todos, no estamos aquí por casualidad, existe un propósito divino y vuestra misión es descubrirlo.
- Todos buscamos ser felices, pero ¿cómo lograrlo en un mundo plagado de conflictos? Cuando entregamos nuestro ser entero a Cristo: Nuestros afectos, pensamientos, decisiones, voluntad…
- Como él nos ha creado sabe perfectamente cómo funcionamos, conoce perfectamente la manera en la que podemos llegar a realizarnos y ser felices; seguir sus planes es una garantía de dicha y crecimiento personal; vivir en armonía a los principios establecidos por Dios en su Palabra, es caminar por sendas seguras y una garantía de que sus ángeles estarán a nuestro lado para protegernos y auxiliarnos.
- Cada joven cristiano, tiene el deber sagrado de mantener en su mente fresco el sentido de su vida. Saber que viene de Dios y que es amado e invitado por su Creador a coronar nuevas cimas cada día. Esa es la excelencia moral: Ascender la montaña de la existencia humana sin desmayar y dependiendo del poder divino que nos impulsa, protege e inspira.
- Recuerda joven, así como un automóvil funciona correctamente y cumple con su propósito por el que fue fabricado cuando se respetan las normas de su fabricante, así cada ser humano sólo puede llegar a ser feliz y entender el por qué existe, si respeta las normas del Creador.
II. VIDAS CON FRUTO
- Hoy día la juventud de nuestras sociedades ha perdido valores y aspiraciones nobles que distinguieron a las generaciones pasadas.
- Aparentemente muchos jóvenes viven felices inmersos en los placeres de este mundo, olvidándose de Dios y consumiendo su salud física y espiritual; pero nunca he conocido a ninguna persona que sea dichosa y plenamente feliz viviendo en el pecado.
- El pecado nunca satisface a largo plazo, es como una bacteria que va destruyendo nuestra vida hasta que nos roba la energía. Mientras que la fidelidad a la Ley del Creador, nos hace fuertes, felices y útiles.
- Qué mundo tan diferente sería el nuestro si la gente respetase y amase a Dios. Si cada joven que declara amar a Cristo, determina servirle y proclamarle usando todo el poder que Dios le confiere, experimentará que su vida llevará los frutos del Espíritu: Amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, etc.
- No es lo mismo vivir para dejar una impronta de bendición en este mundo, que pasar por esta vida consumiendo las horas, días y años, en el altar de las pasiones, de lo intrascendental, del pecado.
- Los jóvenes que llevan los frutos del Espíritu son felices, viven realizados y comprenden que sólo sirviendo y amando a Dios cumplirán con la razón de su existir. Nada es casualidad, y menos la existencia humana.
- Tu vida es el milagro de Dios, querido joven. Él ha planeado tu nacimiento para que le conozcas y le sirvas. Cada esfuerzo que haces en esa dirección te dignifica y hace crecer. Jamás será infeliz un joven que viva para agradar a Dios y servir a su prójimo.
- No existen jóvenes frustrados, desesperados, deprimidos, amargados, si dedican su vida a llevar los frutos del Espíritu.
III. UN RETO A ENFRENTAR
- La razón por la cual hay tanta desdicha en el mundo, es porque aquellos que lo conforman no viven para darle gloria a su Creador sino para satisfacerse a sí mismos. Siendo que el egoísmo es uno de los peores males que enfrenta la humanidad, cada joven cristiano debiera cultivar aquellas virtudes que lo sacan del caparazón del yo.
- Pequeños servicios diarios al prójimo, especialmente a aquellos que se tiene más cerca como los padres, hermanos y demás familiares y amigos, serán como un aire vivificador que ayudará a crecer y moldear el carácter de la persona.
- La excelencia moral de José no fue el fruto de la casualidad, ni la de otros jóvenes de la Biblia, ellos decidieron enfrentar el reto de la vida con las armas de Dios. Pusieron en su corazón el objetivo de amar a Dios por encima de todas las cosas terrenales y amar al prójimo como ellos mismos. Notemos que José, cuando se encuentra con sus hermanos, después de tantos años y ya siendo el segundo en poder de Egipto, no se venga, los trata con amor y les bendice.
- Por eso José llegó a ser lo que fue, porque decidió, tomó la resolución de reflejar el carácter compasivo y misericordioso de Dios.
- Tú también puedes hacerlo, querido joven. Aléjate de la mentira, del engaño, del odio, del robo, de la inmoralidad, de la violencia, de la maldad en cualquier forma y decide ser fiel. Lo que te propongo no es una imposibilidad, más bien al contrario, aunque tarea difícil, es alcanzable porque posees la ayuda del Espíritu Santo: ”Pues Dios, según su bondadosa determinación, es quien hace nacer en ustedes los buenos deseos y quien los ayuda a llevarlos a cabo” (Fil. 2:13). (DHH).
Conclusión
- Querido joven, te invito a aferrarte de la mano de Aquel que te dio la vida. Con su ayuda podrás moldear tu carácter y conformarlo al de Cristo, nuestro único camino, verdad y vida.
- Nunca te arrepentirás de servirle y amarle y un día heredarás la vida eterna. Jamás queda chasqueado un joven que entrega su corazón a Dios. Recuerda que una vida entregada a Cristo es como la semilla que se planta en tierra buena; es cierto que hay una renuncia, un sacrificio por dejar las cosas que ofrece el mundo y que parecen satisfacer los sentidos en gran manera porque la mayoría las practica, pero esa negación o muerte del “yo” produce frutos abundantes y satisfactorios que nunca defraudarán, degradarán o robarán la alegría: “En verdad, en verdad os digo que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda solo; pero si muere, produce mucho fruto” (Jn. 12:24). (LBLA).
- Dios te bendiga en tu vida y que puedas llevar mucho fruto para gloria de Dios y alegría de tu prójimo; es mi deseo y oración. Amén.
© José Vicente Giner